El lavado de manos está considerada la medida de prevención más simple y eficaz para evitar infecciones, dada su fácil aplicación y bajo costo. Es especialmente importante lavarse las manos antes de preparar la comida, curar una herida o atender a alguien enfermo y, en especial, después de realizar actividades como ir al baño, toser, estornudar, sonarse la nariz, manipular alimentos crudos, tocar basura, cambiar pañales o tocar animales y superficies y objetos que puedan estar contaminados (celulares, teclados de ordenador, barandas, interruptores, etc.).
Según el sitio 20minutos, para el lavado, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se recomienda agua (recientes estudios confirman que da igual la temperatura de esta) y jabón, preferiblemente líquido, que se considera menos contaminable que el jabón en pastilla, en el que es más fácil la acumulación de humedad y microorganismos.
Se debe lavar a fondo toda la superficie de las manos incluyendo muñecas, palmas, dorso, dedos, así como aplicarse bien debajo de las uñas. Se aconseja frotar las manos enjabonadas durante al menos 15 segundos, enjuagar bien y secar utilizando una toalla de papel desechable, un secador de aire o una toalla de tela (solo en el hogar particular).
Además, se recomienda no usar agua excesivamente caliente, para evitar irritaciones y quemaduras, y mantener las uñas bien cortadas y limpias. Una alternativa para un lavado eficaz y rápido es el uso de productos a base de alcohol, que eliminan mayor cantidad de gérmenes y protegen mejor la piel. Se aconseja usarlos como alternativa al jabón si las manos no están visiblemente sucias, caso en el que se recomienda por optar por el agua y el jabón.
Da igual la temperatura del agua
Un curioso estudio de la Universidad de Rutgers en New Brunswick (Estados Unidos) ha constatado que con el lavado de manos el agua fría es igual de eficaz que la caliente para eliminar las bacterias y otros gérmenes. "La gente necesita sentirse cómoda cuando se está lavando las manos, pero en cuanto a efectividad, la temperatura del agua utilizada no importa", ha reconocido el investigador Donald Schaffner, uno de los autores de este trabajo que publica la revista Journal of Food Protection.