Las enfermedades más comunes en los chicos son las infecciones producidas por virus o bacterias, que se caracterizan por su rápida transmisión de un niño a otro por vía oral. Las más frecuentes son padecimientos respiratorios y las enfermedades diarreicas.

Actualmente, la mayoría de las infecciones víricas se previenen gracias a la vacunación, que actúa reforzando las defensas del pequeño; su aplicación constituye la medida de prevención más efectiva contra algunas enfermedades graves como la poliomelitis, tuberculosis, difteria, tos ferina, tétanos y sarampión. 

Si bien se trata de enfermedades comunes, es importante conocer las características de las mismas y acudir rápidamente al médico para controlar el cuadro. 

Bronquitis

Se trata una inflamación de los bronquios, acompañada de tos y expectoración. Puede ser de corta duración (aguda) o crónica, es decir, que dura por mucho tiempo y recurre a menudo. En la mayoría de los casos, se debe a un catarro o a una gripe mal cuidados. La bronquitis aguda generalmente sigue a una infección respiratoria, y afecta inicialmente la nariz, los senos paranasales y la garganta, y luego se propaga hacia los pulmones. Algunas veces, una persona puede adquirir otra infección bacteriana (secundaria) en las vías respiratorias. Lo que implica que, además de los virus, hay bacterias que están infectando las vías respiratorias. Los más chicos corren riesgos de bronquitis aguda si sus padres fuman, si tienen enfermedad cardíaca o pulmonar subyacente. Además, la bronquitis crónica en los niños es una afección de larga duración y se caracteriza por tos que con mucosidad excesiva. Para su diagnóstico, se requiere que la persona haya tenido tos con mucosidad durante casi todos los días, por lo menos durante 3 meses.

Gastroenteritis 

La inflamación de la mucosa del estómago se denomina “gastritis”, mientras que la de los intestinos se conoce como “enteritis”; cuando ambos órganos son los afectados, se produce una gastroenteritis. Es la irritación e inflamación del conjunto del tracto digestivo. Los primeros síntomas de esta enfermedad son: pérdida de apetito y las náuseas, seguidas de diarrea. Luego se producen accesos de vómito, con diarrea acuosa, dolores en el intestino, fiebre y extrema debilidad. En niños y bebés es causada por una infección vírica, que se transmite con facilidad de una persona a otra por contacto individual, sin mediación de alimentos ni bebidas. Las bebidas y los alimentos contaminados por microbios también pueden producir gastroenteritis, así como la alergia a ciertos alimentos. Otra causa posible es la alteración de la flora bacteriana natural del tracto digestivo. Hay que tener en cuenta que algunos antibióticos pueden tener un efecto parecido debido a actúan sobre la población bacteriana intestinal, alterando su equilibrio natural.

Dermatitis del Pañal

Es un intenso enrojecimiento de la zona de los glúteos, más frecuente durante los primeros meses de vida. Puede acompañarse de pequeñas rozaduras y es causada por la continua irritación de la urea de la orina, que por acción de las bacterias, se transforma en amoníaco. Se debe consultar al médico si hay infección. En caso contrario, es necesario cambiar los pañales con mayor frecuencia y exponer los glúteos a la acción del aire libre. Para prevenir las rozaduras, conviene aplicar en la zona afectada cremas protectoras a base de silicona. Varicela

En niños y bebés se caracteriza por fiebre y la aparición de erupciones en la piel. Es de fácil transmisión y, por lo tanto, muy contagiosa. El primer síntoma más común es un brote con vesículas o ampollas en toda la piel: cuero cabelludo, genitales e incluso lesiones en la boca. En general, suele causar picazón, fiebre alta, cefalea, nauseas, vómitos y pérdida de apetito. En niños y bebés esta enfermedad es causada por un virus del grupo herpes llamado “Varicela-zoster”, que se propaga de persona a persona por la tos o el estornudo, así como por contacto directo a través con pañuelos o lesiones en la piel. Entre escolares y familiares, la probabilidad de contagio es superior al 90 %. El periodo de incubación se da entre el primer contacto con el virus y la aparición de los síntomas varía de entre 9 y 21 días. El contagio puede iniciarse 2 días antes de la aparición de las vesículas y prolongarse hasta cinco días después de la aparición de las lesiones. Las vesículas se rompen liberando un líquido claro (muy contagioso) y luego de 4 a 5 días se forman las costras. Paperas

La “papera” o “parotiditis” en los niños y bebés es una infección viral aguda caracterizada por la inflamación de las glándulas salivales que, a su vez, puede comprometer otros órganos. Su incidencia aumenta al inicio de la primavera, generalmente en niños de edad escolar. El período de contagio es de 1 a 2 días previos a la aparición de la papera, hasta un período entre 4 y 9 días posteriores a la aparición. El chico presentará fiebre no muy alta, hinchazón de la glándula parótida y dolor en dicha región. También pueden aparecer síntomas digestivos como vómitos y dolor abdominal, y encefalitis. La tumefacción desaparece aproximadamente a la semana y alcanza el pico máximo entre el segundo y tercer día. El niño debe estar aislado durante 9 días desde el inicio de los síntomas. Cada enfermedad se inicia con un síntoma distinto: un dolor, una lesión, un malestar, las sensaciones raras, la debilidad o la dificultad de movimiento, son algunas de las señales que indican que algo no funciona bien en su cuerpo del pequeño, por ello, hay que estar alerta y consultar al pediatra cada vez que sea necesario.

Fuente: salud180.com