La frase “yo tengo un amigo judío”, discriminatoria si las hay, acaso la podría haber dicho, antes que nadie, Adolf Hitler.
Sí, el mismo que asesinó a seis millones de judíos, tuvo un amigo, una amiga en realidad, de ese origen.
Hay una foto que lo prueba. Hitler, el máximo asesino de la historia, comparte un momento tierno con la niña Rosa Bernile Nienau, de origen judío.
Este martes, esta extraña imagen tomada por el fotógrafo Heinrich Hoffmann fue subastada en Estados Unidos por US$11.520, según confirmó a BBC Mundo la agencia Alexander Historical Auctions, ubicada en Maryland.
"La foto firmada es una pieza nunca antes vista por el público", le dijo el subastador Bill Panagopulos al diario británico Daily Mail.
"Hitler fue fotografiado a menudo con niños con fines propagandísticos. Lo sorprendente de esta foto es que parece que tenía una afinidad genuina con la pequeña", agregó.
Aparentemente, lo que acercó a Hitler a Rosa es que cumplían años el mismo día: 20 de abril.
Según el sitio web de la subasta, Rosa y su madre se habían unido a una multitud que se encontraba afuera de la residencia Berghof de Hitler en Los Alpes en 1933 en su cumpleaños.
Se cree que cuando Hitler descubrió que Rosa cumplía el mismo día que él, invitó a la niña y a su madre Karoline a la casa, donde se tomaron estas fotografías.
No mucho tiempo después, se descubrió que la madre de Karoline era judía, haciendo que Rosa lo fuera también a los ojos del estado nazi.
Pero esto no evitó que Hitler mantuviera su amistad con la niña, a quien había enviado una copia firmada de la fotografía.
"La querida y (¿considerada?) Rosa Nienau. Adolf Hitler. Munich, 16 de junio de 1933", escribió.
Aparentemente, Hitler siguió manteniendo contactos con la niña aun cuando supo que era judía.
Es más, aparentemente la niña le siguió escribiendo entre 1935 y 1938, hasta que el secretario privado del líder nazi, Martin Bormann, le ordenó que dejara de hacerlo.
La imagen fue tomada por el fotógrafo personal de Hitler, Heinrich Hoffmannn.
El fotógrafo incluye una imagen diferente de los dos en su libro de 1955, con la leyenda: "El amor de Hitler: le encantaba verla en Berghof hasta que algún entrometido descubrió que ella no era de ascendencia aria".
Rosa no sobrevivió a la guerra. Murió de polio a los 17 años en un hospital de Múnich en 1943, una década después de su primer encuentro con Hitler.