“Me hubiese gustado que estén acá también mis dos hijos biológicos, pero están trabajando y no pudieron venir. Siempre nos mostramos como una gran familia”, cuenta Gladys y dispara todos las emociones. Las que se viven en su patio del barrio de Arroyito, en el piso de De 12 a 14, y en los miles de espectadores que reciben el mensaje en sus casas. Esta mujer rosarina, luchadora incansable contra todos los prejuicios, los estereotipos y los palos en las ruedas, es una de las protagonistas de carne y hueso que le pone voz, corazón y alma a este 8 de Marzo.
La historia de amor de Gladys, una docente que ya no ejerce, arrancó en los 70. Junto con su esposo buscaban tener un hijo, pero los intentos terminaban sin éxito. Ni siquiera los médicos encontraban explicación, porque en teoría estaban aptos para la procreación. Entonces ella decidió dar el primer paso; adoptar a Jorgelina, una niña con capacidades especiales que además presentaba una desnutrición de tercer grado.
“Nosotros buscábamos tener el hijo biológico, pero no podíamos. Entonces llegó primero a nuestras manos Jorgelina. Cuando le acurrucaba en mis brazos, me sentía la persona más feliz del mundo”, le confió Gladys a la periodista Fernanda Rubio (El Tres).
“Después llegaron Daniela y Javier; biológicamente son hijos de la misma mamá y papá”, detalló Gladys. Los chicos sufrían esquizofrenia y retrasos madurativos, pero a esta valiente mujer no le importó. Es más; esa condición fortaleció su amor y sus ganas de estar con ellos.
“La familia se fue armando naturalmente, pero la lucha es muy grande y es interminable. Lamentablemente hay que luchar con muchísimas barreras”, aseguró. “Me ayudaban muchísimo mi mamá y mi papá, mientras mi marido trabajaba. Yo enseñé en escuelas secundarias durante varios años, pero fui limitando mi trabajo para cuidarlos a ellos”, recordó después.
“Siempre pienso que es Dios el que nos da este sostén”, dijo la increíble protagonista de esta historia. “Uno sigue a pesar de las dificultades, para que ellos tengan una vida más digna”, agregó.
“Los chicos también suelen ser muy crueles, nos encontramos con mucha marginación y eso es algo que realmente no esperábamos”, relató Gladys.
Y luego rememoró: “Yo los llevaba a hacer pequeños paseos por el centro y me encontraba con un montón de mamás que bajaban a sus chicos de sillas de rueda y los dejaban en peloteros, los llevaban a tomar un heladito. Me llamaba la atención que toda la lucha era de mamás”.
A partir de allí, Gladys comenzó a contar su anhelo para el tiempo que viene, que también se traduce en un pedido de ayuda. “Cuando comenzamos a tener problemas de salud (ella, su esposo y sus padres), armamos una ONG que llamamos “Bienaventurados”. Surgió por una gran necesidad”, explicó.
“Queremos que ellos estén con nosotros hasta el último día de nuestras vidas, pero si eso no puede ser así, vimos que lo único que existe son los grandes internados”, advirtió Gladys. Y añadió que “junto con otros papás coincidimos en la idea de desterrar esto de que los chicos tienen que ir a un internado y a determinada edad pasar a un geriátrico, que es horrible”.
Esta mamá de cinco chicos contó que “la actividad de ellos está centrada en un Centro de Día, que para ellos es todo. Ellos hoy pueden volver a nuestro hogar, pero en el caso de que no pudiesen, como otros compañeros, que puedan ir a un Hogar de Noche pequeño, para ocho personas, que tenga el ámbito de familiaridad entre ellos”.
“Además, queremos que las personas que los atiendan puedan estar supervisadas por los padres”, completó.
Los rebotes del amor
Mientras Gladys contaba su conmovedora historia rodeada de Jorgelina, Daniela y Javier, en el estudio de De 12 a 14 se acomodaban Gustavo Scaglione, titular de Televisión Litoral, la empresaria rosarina Mónica Carey, y el intendente de la ciudad de Funes Diego León Barreto, que escuchaban a la mujer con mucha emoción.
En definitiva, la presencia de estos actores que representan el ámbito privado y el público es para anunciar que el Hogar de Noche para ocho personas con capacidades diferentes ya está en marcha en la zona oeste de Funes y que pronto será una realidad.
“Yo la conozco a Gladys hace muchos años, era profesora de mi hija y no podía creer cómo una persona pudiera llegar a ser tan buena”, dijo Mónica Carey cuando logró superar el nudo que se había formado en su garganta.
La empresaria y madre rosarina destacó que “una cosa es que como madre te toque tener un hijo con capacidades diferentes, pero otra cosas es elegirlos. Y ella eligió a tres, y después tuvo sus dos hijos biológicos”.
“Además siempre tuvo una vida de sacrificios, su marido era ferroviario. Siempre tuve contacto con ella, traté de ayudarla, pero ahora llega un momento en que su necesidad es saber que va a haber un lugar que aloje a sus tres hijos más otros cinco chicos que forman parte de Bienaventurados, en un hogar de noche, ya que el problema de día lo tendría solucionado”, detalló Carey.
“Lo que yo prometí y me prometí es conseguir ese lugar y gracias a la hermana Jordán tenemos el terreno, un terreno cedido por Ricardo Terán a la hermana Jordán y al padre Ignacio, y de ahí empezamos a molestar a la gente de la Municipalidad de Funes para agilizar todos los trámites para habilitar el hogar”, anunció la empresaria que recogió el gesto de amor de Gladys.
Barreto, el intendente de Funes, dio detalles de la movida: “Esto surgió más o menos hace un año, cuando Mónica se acercó con esta inquietud. Pusimos todo nuestro equipo técnico y legal para que esto pueda hacerse realidad y por suerte ya comenzamos la construcción”, dijo.
“Está en la zona 8, en la zona oeste de Funes, para el lado de Roldán. Es una zona que ha crecido mucho en los últimos años”, completó Barreto sobre el sitio en el que Gladys verá concretado su sueño.