En la cochera de su casa de barrio Parque, Juan Emilio Basso Feresín, Juane, tiene sus libros. Una biblioteca que fue armando con su compañera, Nadia Schujman con quien no solo comparte la militancia en HIJOS sino la crianza de Juana y Pedro.
Nadia es abogada y Juane periodista –forma parte de la cooperativa La Masa–, así que entre los libros de Rodolfo Walsh y Roberto Arlt, dos de los favoritos de Juane, descansan gruesos tomos de derecho.
En su casa materna siempre se habló de política, sus padres –Emilio Feresín, Hugo Basso y María Eugenia Saint Girons– fueron militantes montoneros torturados por la última dictadura militar. Desde prisión, su mamá le enviaba cuentos que le leía su abuela y que ahora resguarda su hermana.
Sin embargo, fue su paso por la facultad de Comunicación Social lo que marcó un quiebre y un vuelco a la literatura nacional.
“Mis viejos –recuerda–me dieron una discusión que me sacudió un poco: ‘¡No les enseñan a (Juan José) Hernández Arregui? ¿(Rodolfo) Puigróss? ¿(Arturo) Jauretche? ¿No leen a (Raúl) Scalabrini Ortiz?’.
“En la universidad no estaban”, reconoce.
Ahora están en las repisas de la cochera.
A cuarenta años del último golpe militar, ¿qué recomienda para entender uno de los capítulos más oscuros de la historia argentina?