La NASA lleva adelante cientos de proyectos en su estación espacial internacional, pero hay uno que ha llamado la atención: el estudio en el espacio del semen humano y del de un toro. Tras 41 horas de viaje, las muestras llegaron a destino y ahora se busca comprobar si los espermatozoides de ambos se comportan de la misma forma sin gravedad.
Para que los espermatozoides comiencen a nadar en busca de un óvulo, necesitan un aviso. Mientras tanto, lo único que hacen es girar sobre sí mismos hasta saber hacia dónde tienen que dirigirse. Recibidas las coordenadas, se lanzan en la búsqueda del óvulo y en su camino, sus membranas se vuelven mucho más fluidas, de manera que se facilite la unión. ¿Se comportan de la misma forma en la Tierra como en el espacio?, es la pregunta que se hacen los científicos.
Cabe destacar que existió una primera experiencia con semen de toro y de erizos de mar, según consignó el sitio Quo. En este caso, se descubrió que la velocidad de los espermatozoides en ambos animales era mayor en microgravedad que en la Tierra. Eso sí, las membranas no llegaban a adquirir la fluidez que se esperaba, por lo que no llegaban a fecundar el óvulo.
Ahora quieren volver a probar con el semen de toro una vez más y también con el humano de manera que puedan comprobar si sucede lo mismo o se pueden obtener diferentes resultados. Para activar su movimiento, añadirán químicos que provocarán la fusión. Algo que se grabará en video y se podrá comparar con los datos obtenidos en la Tierra.