En Indonesia, el Ministerio de Asuntos Sociales precisó que las víctimas se registraron en su mayoría en la zona de Padang, la capital de la provincia de Sumatra Oriental.
Previamente, la ministra de Salud, Siti Fadilah Supari, había expresado el temor de que el sismo hubiera causado más de 1.000 muertos.
En Pangdad, la ciudad más afectada por el fenómeno, murieron 376 personas y hubo más de 100 heridos, según la información suministrada por el Ministerio de Asuntos Sociales y citada por la agencia DPA.
Se teme que la cantidad de víctimas siga aumentando, ya que gran cantidad de personas permanecían sepultadas bajo los escombros de edificios colapsados, ante la falta maquinaria pesada para retirar los escombros y buscar supervivientes, informaron medios periodísticos locales.
Según Supari, los daños ocasionados por el sismo podrían ser mayores que los registrados en 2006 en la ciudad de Yogyakarta, en la isla de Java, donde un terremoto causó la muerte de más de 5.800 personas y el derrumbe de unas 150.000 casas.
El gobierno indonesio envió dos aviones de transporte con tiendas de campaña, medicamentos y alimentos a Padang adonde también se dirigen representantes de numerosas organizaciones humanitarias.
La televisión local emitió imágenes de numerosos edificios destruidos por el fenómeno, entre ellos una escuela en la que se cree que hay 40 escolares atrapados.
En el hotel Ambacang se calcula que hay unos 200 huéspedes sepultados, según datos de los servicios de rescate, y muchos de los hospitales de la región quedaron gravemente dañados.
La mayor parte de las vías de acceso a Padang, de 900.000 habitantes, quedaron bloquedas e intransitables por los deslizamientos de tierra que se produjeron a raíz del sismo, que destrozó carreteras y puentes.
Miles de personas pasaron la noche a la intemperie por miedo a las réplicas.
Anoche se produjo una muy intensa que alcanzó 7,0 grados en la escala Richter y sembró el pánico al sacudir la costa occidental de Sumatra, aunque el epicentro se situó lejos de la ciudad y no causó daños, según informó un portavoz de la administración regional en Kerinci.
En la misma región se había registrado el maremoto de la Navidad de 2004, que causó un devastador tsunami que dejó unos 230.000 muertos en varios países ribereños del océano Indico.
En tanto, la cifra de víctimas mortales por el tsunami que azotó el miércoles pasado el archipiélago de Samoa alcanzó al menos a 150, mientras decenas de personas arrastradas por el mar siguen desaparecidas y comenzaron los saqueos, informó DPA.
La fuerza del agua arrastró viviendas y complejos vacacionales, dejando a miles de personas sin techo en la costa sur de la isla principal.
Varios cadáveres fueron devueltos hoy por el mar y fueron ya sepultados.
En algunos lugares comenzaron a actuar los saqueadores, que arrancaron los neumáticos de los automóviles y registraron las maletas de los turistas en busca de cualquier cosa que aprovechar, informó la prensa local.
En la antigua colonia alemana Samoa Occidental se confirmaron oficialmente 110 muertos, entre ellos siete turistas neozelandeses y australianos.
Al menos 3.000 personas perdieron su vivienda y la televisión mostró imágenes de niños que buscaban a sus padres, así como padres que acudían a los hospitales esperando que sus hijos estuvieran allí.
En la isla vecina Samoa Estadounidense murieron más de 30 personas y 1.700 quedaron sin techo; otras nueve fallecieron en Niuatoputapu, que pertenece a Tonga, donde olas de seis metros entraron cientos de metros en tierra.
A los aeropuertos llegaron los primeros aviones con medicamentos y alimentos enviados por organizaciones humanitarias y se calcula que 32.000 personas necesitan ayuda.
Las autoridades advirtieron del riesgo del brote de epidemias en Samoa Estadounidense, debido a que los canales acuíferos quedaron también dañados.
Previamente, la ministra de Salud, Siti Fadilah Supari, había expresado el temor de que el sismo hubiera causado más de 1.000 muertos.
En Pangdad, la ciudad más afectada por el fenómeno, murieron 376 personas y hubo más de 100 heridos, según la información suministrada por el Ministerio de Asuntos Sociales y citada por la agencia DPA.
Se teme que la cantidad de víctimas siga aumentando, ya que gran cantidad de personas permanecían sepultadas bajo los escombros de edificios colapsados, ante la falta maquinaria pesada para retirar los escombros y buscar supervivientes, informaron medios periodísticos locales.
Según Supari, los daños ocasionados por el sismo podrían ser mayores que los registrados en 2006 en la ciudad de Yogyakarta, en la isla de Java, donde un terremoto causó la muerte de más de 5.800 personas y el derrumbe de unas 150.000 casas.
El gobierno indonesio envió dos aviones de transporte con tiendas de campaña, medicamentos y alimentos a Padang adonde también se dirigen representantes de numerosas organizaciones humanitarias.
La televisión local emitió imágenes de numerosos edificios destruidos por el fenómeno, entre ellos una escuela en la que se cree que hay 40 escolares atrapados.
En el hotel Ambacang se calcula que hay unos 200 huéspedes sepultados, según datos de los servicios de rescate, y muchos de los hospitales de la región quedaron gravemente dañados.
La mayor parte de las vías de acceso a Padang, de 900.000 habitantes, quedaron bloquedas e intransitables por los deslizamientos de tierra que se produjeron a raíz del sismo, que destrozó carreteras y puentes.
Miles de personas pasaron la noche a la intemperie por miedo a las réplicas.
Anoche se produjo una muy intensa que alcanzó 7,0 grados en la escala Richter y sembró el pánico al sacudir la costa occidental de Sumatra, aunque el epicentro se situó lejos de la ciudad y no causó daños, según informó un portavoz de la administración regional en Kerinci.
En la misma región se había registrado el maremoto de la Navidad de 2004, que causó un devastador tsunami que dejó unos 230.000 muertos en varios países ribereños del océano Indico.
En tanto, la cifra de víctimas mortales por el tsunami que azotó el miércoles pasado el archipiélago de Samoa alcanzó al menos a 150, mientras decenas de personas arrastradas por el mar siguen desaparecidas y comenzaron los saqueos, informó DPA.
La fuerza del agua arrastró viviendas y complejos vacacionales, dejando a miles de personas sin techo en la costa sur de la isla principal.
Varios cadáveres fueron devueltos hoy por el mar y fueron ya sepultados.
En algunos lugares comenzaron a actuar los saqueadores, que arrancaron los neumáticos de los automóviles y registraron las maletas de los turistas en busca de cualquier cosa que aprovechar, informó la prensa local.
En la antigua colonia alemana Samoa Occidental se confirmaron oficialmente 110 muertos, entre ellos siete turistas neozelandeses y australianos.
Al menos 3.000 personas perdieron su vivienda y la televisión mostró imágenes de niños que buscaban a sus padres, así como padres que acudían a los hospitales esperando que sus hijos estuvieran allí.
En la isla vecina Samoa Estadounidense murieron más de 30 personas y 1.700 quedaron sin techo; otras nueve fallecieron en Niuatoputapu, que pertenece a Tonga, donde olas de seis metros entraron cientos de metros en tierra.
A los aeropuertos llegaron los primeros aviones con medicamentos y alimentos enviados por organizaciones humanitarias y se calcula que 32.000 personas necesitan ayuda.
Las autoridades advirtieron del riesgo del brote de epidemias en Samoa Estadounidense, debido a que los canales acuíferos quedaron también dañados.