“Es mentira que voy a cerrar la causa”, aclaró Edgardo Bistoletti, juez correccional que investiga la desaparición de Bruno Gentiletti, quien hace casi diez años desapareció cuando estaba junto a su familia en el balneario La Florida. “Se han trabajado todas las posibilidades. He hecho lo ortodoxo y no ortodoxo. A mí me interesa encontrarlo”, aseguró. Sin embargo, tras prácticamente una década de trabajo confió: “No tengo ningún dato que señale que haya sido secuestrado”.
Bistoletti decidió archivar la causa pero negó que esto implique el cierre del caso. “La causa tiene un archivo de cuando se cumplieron tres años. Si hubiera habido delito a los tres años hubiera prescripto”, explicó. “Pero la causa se reabrió, se investigaron un montón de medidas, este juez viajó a un montón de lados y desenterró huesos con pala. Y lo seguirá haciendo en tanto y en cuanto surjan datos que puedan llevar a encontrar a Bruno con vida”, sostuvo el magistrado.
Bruno Gentiletti desapareció el 2 de marzo de 1997, cuando estaba con su familia en el balneario La Florida. En ese entonces tenía 8 años. De pasar la causa por su desaparición al fuero penal, prescribiría el año próximo. Pero su actual situación de “archivo” no implica el cierre de la investigación, porque la ley permite reabrirla ante la aparición de datos significativos. Pese a algunas críticas por parte de la familia del menor, el Colegio de Abogados avaló públicamente lo actuado por la Justicia.
“Una de las posibilidades era que estuviera en un barrio militar, tenido por un militar en Asunción del Paraguay. Lo que era difícil de investigar. Pero los investigadores llegaron incluso a llamar al barrio y avisar que había una bomba o un incendio. Entonces salieron todos y ahí comprobamos que Bruno no estaba”, aseguró Bistoletti. “Como esas cosas, hay innumerables dentro de la causa”, acotó.
Lo concreto es que, a esta altura, el juez reconoce “no tener certezas”. “Lo único que se sabe es que desapareció en La Florida, que el chico no sabía nadar y que era época de una creciente enorme”, detalló al ser consultado sobre la hipótesis que señala que se podría haber ahogado en el río. “Entre las cosas que fui aprendiendo en esta investigación me enteré de que la tapia de camalotes tienen raíces de 2 metros de profundidad”, sostuvo. Y aclaró que, “aunque todos dicen que si se estaba en el agua hubiera salido, mandé a preguntar a Prefectura lo sucedido entre los últimos años y me dijeron de casos de ahogados que no aparecieron nunca”. Pero recalcó que es una posibilidad ya que "no hay ningún dato firme".
Bistoletti decidió archivar la causa pero negó que esto implique el cierre del caso. “La causa tiene un archivo de cuando se cumplieron tres años. Si hubiera habido delito a los tres años hubiera prescripto”, explicó. “Pero la causa se reabrió, se investigaron un montón de medidas, este juez viajó a un montón de lados y desenterró huesos con pala. Y lo seguirá haciendo en tanto y en cuanto surjan datos que puedan llevar a encontrar a Bruno con vida”, sostuvo el magistrado.
Bruno Gentiletti desapareció el 2 de marzo de 1997, cuando estaba con su familia en el balneario La Florida. En ese entonces tenía 8 años. De pasar la causa por su desaparición al fuero penal, prescribiría el año próximo. Pero su actual situación de “archivo” no implica el cierre de la investigación, porque la ley permite reabrirla ante la aparición de datos significativos. Pese a algunas críticas por parte de la familia del menor, el Colegio de Abogados avaló públicamente lo actuado por la Justicia.
“Una de las posibilidades era que estuviera en un barrio militar, tenido por un militar en Asunción del Paraguay. Lo que era difícil de investigar. Pero los investigadores llegaron incluso a llamar al barrio y avisar que había una bomba o un incendio. Entonces salieron todos y ahí comprobamos que Bruno no estaba”, aseguró Bistoletti. “Como esas cosas, hay innumerables dentro de la causa”, acotó.
Lo concreto es que, a esta altura, el juez reconoce “no tener certezas”. “Lo único que se sabe es que desapareció en La Florida, que el chico no sabía nadar y que era época de una creciente enorme”, detalló al ser consultado sobre la hipótesis que señala que se podría haber ahogado en el río. “Entre las cosas que fui aprendiendo en esta investigación me enteré de que la tapia de camalotes tienen raíces de 2 metros de profundidad”, sostuvo. Y aclaró que, “aunque todos dicen que si se estaba en el agua hubiera salido, mandé a preguntar a Prefectura lo sucedido entre los últimos años y me dijeron de casos de ahogados que no aparecieron nunca”. Pero recalcó que es una posibilidad ya que "no hay ningún dato firme".