El homeschooling es un movimiento que crítica el modelo de escuela tradicional, al considerar que la titulación no implica el saber, que las materias son prefabricadas y atentan contra la creatividad, y que la burocracia institucional vuelve a la educación ineficaz. Es por eso que considera que la mejor forma de educar a los chicos es en casa.
Pero la decisión de educar en casa no sólo surge por una crítica al sistema. También puede ser por motivos religiosos u otras convicciones éticas y personales, motivos pedagógicos, por la falta de adaptación del niño al sistema escolar o simplemente por querer otro tipo de vida familiar, según consignó el sitio Aula Planeta.
Si bien este movimiento nació en el siglo XX, la irrupción de las nuevas tecnologías lo exacerbó al permitir que gran parte del aprendizaje se pueda producir fuera de la escuela: ahora es posible acceder a casi cualquier información desde cualquier lugar y en forma inmediata.
Aunque en la mayoría del mundo esta práctica es considerada ilegal, o cuanto menos carece de un sustento legal que la avale, en países como Estados Unidos, Finlandia y el Reino Unido no sólo que es legal, sino que cada vez se divulga más.
Los defensores del homeschooling destacan entre sus principales ventajas:
- Educación de forma personalizada, flexible y dinámica
- Fomenta la autonomía y el aprendizaje a través de la experiencia y la curiosidad
- Se centra en la motivación y no en un currículo o en materias “cerradas”, impartiendo así un aprendizaje integral
- La posibilidad de potenciar y tener tiempo libre para otros talentos (por ejemplo, artísticos o creativos)
- Promueve el aprendizaje activo, significativo y libre del alumno
En cuanto a las críticas se vinculan a la posible falta de socialización del chico con sus pares y con docentes. También, existen dificultades con la homologación de títulos e incluso se puede cuestionar la idoneidad de los materiales o de la formación de los padres que ejercen de educadores.