Una mujer se encadenó a la puerta de Iapos para exigir asistencia específica para su hijo, quien padece una adicción a la morfina y a otros tipos de drogas desde 2013, tras sufrir un accidente vial con su moto. Según contó, no puede controlar al joven que para conseguir los estupefacientes roba elementos de la casa y también protagoniza hechos de suma violencia.
Luján se ató a la puerta del edificio de Rioja, entre Balcarce y Moreno, por pura desesperación. En medio de la niebla y la lluvia de este miércoles, mientras muchos buscan abrigo, la mujer se somete al desamparo. Es que lleva varias horas sin dormir. En la madrugada, su hijo adicto tuvo un ataque de furia, sacó la puerta de la habitación y debió intervenir el Sies para aplacarlo. Lo dejaron durmiendo, “planchado” – dirá horas después al periodista Roberto Caferra (Radiópolis, Radio 2) cuando la entreviste–y decidió llevar adelante un reclamo radical.
Encadenada, Luján brindó detalles de su padecimiento. Y el de su hijo. En 2013 protagonizó con su moto un accidente de tránsito y fue operado. Desde entonces, tiene una adicción a la morfina pero también consume cocaína, crack y marihuana. “No le dan con el tratamiento, el domingo lo tuve que traer desde Buenos Aires donde fue a una clínica de puertas abiertas pero no funciona. Le dan cosas que no le sirven”, señaló.
En los últimos 5 años, radicó 17 de denuncias en distintos estamentos estatales a fin de preservar al chico y también cuidar del resto de su familia. Es que el chico roba elementos de su propia casa para venderlos y hacerse de dinero para comprar las drogas o bien, en ataques descontrolados, rompe todo lo que encuentra. “No tengo puertas ni ventanas porque vendió todo”, sostuvo su mamá. “Algunas cosas he podido reponer pero corre el riesgo que lo vuelva a vender o a romper”, advirtió.
Luján considera que los profesionales que lo han atenido no dan a la tecla. “Yo creo que él más que una adicción tiene un problema psiquiátrico. Siento que estamos siempre en el mismo lugar, o más atrás”, lamentó.