En un país con uno de los mayores índices de accidentes de tránsito a nivel mundial, cualquier iniciativa para evitar infracciones es bienvenido. Y así lo entendieron en la ciudad santafesina de Reconquista, donde a la Municipalidad se le ocurrió la idea de que, en lugar de cobrar multas, un payaso advierta con humor cada falta a las normas.
El personaje se llama Ping Pong y es un empleado municipal más, que parado en las esquinas y a través de un megáfono escracha a quienes realicen maniobras incorrectas o de alguna forma no cumplan con sus obligaciones como conductores o peatones.
“Advertimos a los chicos para que crucen por las sendas peatonales, a los automovilistas para que usen el cinturón de seguridad, a los motociclistas para que lleven puesto el casco… pero todo con humor. La gente se sorprende pero lo toma bien”, explicó en Radio 2 Omar Fleitas, quien caracteriza al payaso.
Además, este particular inspector, que también premia con caramelos a quienes circulan correctamente por las calles, distribuye volantes sobre educación vial y considera que su aporte está siendo útil. “Infracciones sigue habiendo, pero no tantas porque ahora está Ping Pong”, aseguró.
Una idea similar, aunque más sugestiva y polémica, pusieron en funcionamiento hace un mes en Copenhague, Dinamarca, donde rubias despampanantes y en topless portan señales de tránsito para recordar a los conductores que deben respetar las indicaciones.
El personaje se llama Ping Pong y es un empleado municipal más, que parado en las esquinas y a través de un megáfono escracha a quienes realicen maniobras incorrectas o de alguna forma no cumplan con sus obligaciones como conductores o peatones.
“Advertimos a los chicos para que crucen por las sendas peatonales, a los automovilistas para que usen el cinturón de seguridad, a los motociclistas para que lleven puesto el casco… pero todo con humor. La gente se sorprende pero lo toma bien”, explicó en Radio 2 Omar Fleitas, quien caracteriza al payaso.
Además, este particular inspector, que también premia con caramelos a quienes circulan correctamente por las calles, distribuye volantes sobre educación vial y considera que su aporte está siendo útil. “Infracciones sigue habiendo, pero no tantas porque ahora está Ping Pong”, aseguró.
Una idea similar, aunque más sugestiva y polémica, pusieron en funcionamiento hace un mes en Copenhague, Dinamarca, donde rubias despampanantes y en topless portan señales de tránsito para recordar a los conductores que deben respetar las indicaciones.