Los vinos tintos tienen fama de ser antioxidantes: dicen que retardan el envejecimiento y benefician la salud cardiovascular. Los blancos, rosados y espumantes, ¿corren con la misma suerte?

Según publica revistabuenasalud.cl, un vino, cualquiera sea su tipo (tinto, blanco, rosado, espumante, etc.) es una bebida alcohólica obtenida a partir de la fermentación del jugo o mosto de las uvas. “Sus características dependen del origen de las uvas, el viñedo de cultivo, el clima de la región y el tipo de suelo”, explica el licenciado en nutrición Rodrigo Fernández.

¿Y sus cualidades nutricionales? Dependen de la forma en que se elaboran. Las famosas sustancias antioxidantes están en la piel (hollejo) de la uva. Entonces, cuanto mayor sea el tiempo que esa piel está en contacto con el jugo, mayores serán los beneficios para la salud. Así sería la escala:

1° puesto: vinos tintos

El jugo se deja en contacto con la piel de la fruta durante parte o todo el período de fermentación. En ocasiones, incluso, pasan un proceso de maceración, por el cual adquiere su color característico y obtiene sus taninos. Por lo tanto, estos vinos son los de mayor poder antioxidante: contienen sustancias que impedirían el colesterol “malo” e incrementarían el colesterol “bueno”.

2° puesto: vinos rosados

Se logran dejando el jugo por breves períodos junto con la piel de las uvas. Su poder antioxidante es, por lo tanto, menor que en los tintos pero mayor que en los blancos.

3° puesto: vinos blancos

Pueden elaborarse con uvas blancas o negras pero, en este último caso, el jugo no se deja en contacto con la piel de las frutas. Son, por lo tanto, los vinos con menor poder antioxidante.

Vinos espumantes

Su poder antioxidante depende de si se trata de tintos, rosados o blancos. Los espumantes pasan por dos fermentaciones: la convencional y una segunda que ocurre dentro de la botella que se puede realizar mediante carbonatación forzada y, en el mejor de los casos, por añejamiento.