Cuando una pareja se divorcia una de las mayores preocupaciones suele ser el bienestar de los hijos. De qué forma repercute este hecho en su salud es lo que han estudiado científicos de las universidades de Santiago de Compostela y Vigo, en España, según publica neomundo.
Sus resultados indican que con la ruptura de la relación eleva el riesgo de que padezcan problemas genitourinarios, gastrointestinales, dermatológicos y neurológicos.
Estrés. La separación de la pareja es un estresor psicosocial. Un divorcio puede producir alteraciones importantes en el estado de salud físico y psicoemocional de todos los miembros de la familia, tanto de los progenitores como de los hijos. Incluso, en ocasiones, del resto de familiares.
El equipo evaluó el riesgo que tienen los hijos de sufrir problemas de salud relacionados con la exposición a la separación de los padres. "No es la ruptura de la pareja la que conlleva efectos negativos para el estado de salud de los hijos e hijas, sino la gestión inadecuada por parte de los progenitores, como señala la literatura científica y constatan nuestros datos", explicó María Dolores Seijo Martínez, coautora del trabajo e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela (USC).
Los expertos planificaron un estudio transversal de familias con parejas unidas y divorciadas en el que participaron 467 niños, niñas y adolescentes, de entre dos y 18 años.
Los científicos hallaron que los hijos de progenitores separados tienen aproximadamente el doble de probabilidades de desarrollar problemas gastrointestinales, genitourinarios, dermatológicos y neurológicos que los de familias nucleares.
Por otra parte, los autores no encontraron que la exposición a un divorcio medie en el desarrollo de problemas respiratorios, cardiovasculares, musculoesqueléticos, alérgicos, auditivos o visuales.