Un sacerdote de Malargüe, en la provincia de Mendoza, desató la polémica en esa ciudad al afirmar en una misa que “hay que levantarse en armas contra la educación sexual”. El cura, que tenía antecedentes en cuanto a estas expresiones, se indignó por una jornada educativa que se había desarrollado en esa localidad, en la que jóvenes aprendieron a colocar un preservativo en un pene de madera. Por ejemplo, en una oportunidad anterior había dicho que "la violación de la fe es diez mil veces peor que la violación de una hija”.
La controvertida frase del cura Jorge “Pato” Gómez se dio en el marco de los festejos por el 9 de julio en Malargüe. En la tradicional misa de domingo, el sacerdote diusparó contra las políticas de educación sexual que se impulsan en la localidad con un controvertido mensaje: "Hay que levantarse en armas".
Según medios locales, el padre apuntó hacia una jornada de educación sexual realizada días atrás en una escuela de la localidad, donde los adolescentes aprendieron a colocar un preservativo en un pene de madera.
“¿Eso es educación sexual?", se preguntó indignado el sacerdote. Y agregó: “Eso es una ofensa a Dios y tenemos que levantarnos en armas para defender nuestras familias".
Ante el estupor de los presentes, el cura intentó aclarar sus dichos. “Permítanme este mensaje, porque amo a Malargüe, y amo la familia y tenemos que amarla todos", aseguró y luego invitó a los presentes a orar "pidiendo a Dios el perdón y la gracia".
En 2011, durante el Festival del Chivo en Malargüe, el polémico cura irrumpió en el escenario cuando actuaba el grupo coral Lutherieces, quienes interpretaban la pieza "Educación Sexual Moderna", que nunca pudo concluirse debido a que el cura se subió al escenario, le quitó el micrófono a uno de los integrantes y les exigió que cambiara su número porque atacaba "a su castidad".
Al intentar justificar lo hecho arriba del escenario, en una radio local Gómez aseguró: "La violación de la fe es peor que un delito, si una sociedad empieza a reírse de la fe, esa sociedad ya está destruida".
Y continuó: "La violación de la fe es diez mil veces peor que la violación de una hija". Esa frase llevó a que otros sacerdotes lo criticaran, tanto por la censura a Lutherieces, como por sus dichos.