La milicia Estado Islámico, que se encuentra en retirada en Irak y Siria, lanzó este domingo un ataque en el oeste de Pakistán contra una iglesia metodista, que terminó con 10 muertos -entre ellos dos atacantes- y 44 heridos, lo que representa un nuevo golpe contra un símbolo religioso en ese país de Asia Central.
"Se estaba celebrando la misa cuando oímos disparos muy cerca. Estalló el pánico", contó Simon Bashir, sacerdote de la iglesia Bethel Memorial, ubicada en la plaza Imdad de la ciudad de Quetta, en el oeste de Pakistán.
El sacerdote informó que cuatro milicianos insurgentes dispararon primero contra un policía en la entrada de la iglesia y luego contra otro agente ubicado justo al lado de la puerta del templo. En total, estimó que había alrededor de 300 fieles adentro en el momento del ataque.
Las fuerzas de seguridad paquistaníes lograron llegar apenas minutos después de los primeros disparos y pudieron evitar que los atacantes entraran al edificio.
Entonces, se desencadenó un fuerte tiroteo, que duró "unos 30 minutos", informó la agencia de noticias EFE.
En medio de ese intercambio de disparos, uno de los cuatro atacantes se inmoló cerca de la puerta del edificio y falleció en el instante, mientras que otro de los milicianos fue acribillado por la policía. Los otros dos atacantes se escaparon.
Gritos, estampidas y muerte fue lo que siguió. "La explosión fue tan fuerte que hizo que la iglesia temblara", subrayó el sacerdote.
Por su parte, Anwar ul Haq Kakar, vocero del gobierno de la provincia de Baluchistán, de la que Quetta es la capital, informó que aún "no hay ninguna pista" de los dos prófugos.
El vocero de la Policía, Muhammed Ramzan, agregó que están rastreando la zona para localizar a los dos fugitivos e insistió que la respuesta de las fuerzas de seguridad fue inmediata, lo que evitó que el número de víctimas fuera mayor.
Ramzan destacó que tuvieron suerte porque el atacante que murió acribillado por la Policía "no logró activar su chaleco cargado de explosivos, al fallar el dispositivo".
Horas después del atentado, el EI lo reivindicó a través de un comunicado difundido en la red social Telegram e informó que dos "mártires" fallecieron en el ataque.
Según la versión del EI, uno de sus hombres detonó el cinturón de explosivos en medio de un grupo de "cruzados", como llaman a todos los que no profesen su versión extrema del islam, mientras que el otro murió al enfrentarse a las fuerzas de seguridad.
El gobierno de Baluchistán declaró el Estado de emergencia en los hospitales de Quetta y solicitó que todo el personal médico estuviera disponible para recibir a los posibles heridos, según un comunicado.
Quetta es una de las localidades más conflictivas de Pakistán, con la presencia de grupos armados separatistas, facciones talibanas y grupos yihadistas.
Los ataques contra minorías religiosas son frecuentes en el país.
El más reciente fue en octubre pasado contra un templo sufí -una rama minoritaria del islam- en el que murieron 18 personas.
Sin embargo, los cristianos también son un objetivo recurrente. En marzo de 2016, un atentado contra esa minoría llamó la atención mundial.
En ese ataque 73 personas fallecieron y otras 359 resultaron heridas en un parque de Lahore, al este del país, en las cercanías de una zona de juego infantil.
El grupo islamista Jaamat-ul-Ahrar reivindicó el ataque e indicó que estaba dirigida contra cristianos, aunque la mayoría eran musulmanes.
Pakistán es un país de mayoría musulmana sunnita, donde la cantidad de cristianos es menor a 4 millones en una población de casi 200 millones de habitantes.