Desde este sábado a las 16, la obra Doña Disparate y Bambuco, de María Elena Walsh, se presenta en La Comedia teatro municipal, Mitre y cortada Ricardone, con dirección de Patricia Ghisoli y un elenco conformado por actores locales.

La apuesta que resultó elegida por la Secretaría de Cultura y Educación para la edición 2014 del Programa La Comedia Municipal de Teatro Norberto Campos se queda hasta el 30 de agosto en la citada sala, con presentaciones los viernes, sábados y domingos del mes, siempre a las 16

En esta divertida creación de María Elena Walsh, pensada para toda la familia, el sentido común de la sociedad argentina logra ser personificado y parodiado por Doña Disparate, mientras que la infancia y el niño interior sin filtro son representados por Bambuco.

La propuesta –elegida por un jurado que evaluó diferentes proyectos hasta inclinarse por el planteo estético de Ghisoli– terminó de definir su elenco el último mayo, tras un casting al que se presentaron 130 personas.

La obra está integrada por María del Carmen Sojo, en el papel de "Doña Disparate"; Julia Castillo, como la "Reina Gulumía", la "señora De Morón Danga", la tortuga "Manuelita" y la "Gioconda"; Mariano Di Franco, como "Bambuco"; Facundo Fernández, es el chofer de tranvía, el bombero, el gato que pesca y el "Mono Liso"; mientras que Alejo Castillo y Gabriel Marinucci se encargan de la música.

El elenco de "Doña Disparate y Bambuco"

Patricia Ghisoli proviene del campo de la danza y el clown –dirige la Escuela de Clown de Rosario– y cuenta con una vasta trayectoria artística. De cara al estreno de Dona Disparate y Bambuco, la directora respondió a través de un correo electrónico a las preguntas que le envió Rosario3.com.

—¿De qué trata la obra?

—Esta propuesta es una reedición de la obra de María Elena Walsh, un clásico de tantas generaciones en nuestro país. La obra se inicia con la aparición de un chofer de tranvía que invita al público a un viaje. Doña Disparate y Bambuco son los personajes que recorren los mundos creados por las canciones y los mundos de la autora. Desde mi propia mirada me interesa rescatar su irreverencia, su lógica absurda, su mundo onírico, sus infinitas asociaciones, resignificada en nuestro contexto actual. Para mí el azar, la ocurrencia y el error se convierten en nudos esenciales de situaciones, adquieren estatuto y valor para los personajes, desatan problemas, los resuelven, alcanzan dimensiones extra cotidianas, subvierten órdenes preestablecidos. Todo esto nos plantea un mundo poético enorme, que convoca tanto a la mirada de los niños como de los adultos. El elenco está conformado por actores y actrices que tienen trayectos en clown y en música. Esto fue fundamental en la selección del casting.

Sobre la articulación de lenguajes, Ghisoli aseguró: “Por un lado porque creo que hay musicalidad en todo el cuerpo del texto, no sólo en las canciones. Estamos trabajando en una sonoridad propia y una propuesta rítmica que se imprima en todo el conjunto de la puesta en escena. Porque el sonido también está diciendo, está expresando una idea de montaje que contiene una ideología. Viene a aportar al clima que queremos crear, para convertirse en un elemento expresivo que se coordina con el plan general. Me propongo abordar el sonido en acción, conformar atmósferas, dialogar con materiales rítmicos. Y la voz de los actores es una de estas materialidades. Porque la voz de los personajes, a su vez, es sonido. Pura forma musical y sonora. Antes de ser texto y sentido, concepto o respuesta”

“Por otro lado el clown se maneja desde simples y ancestrales fundamentos teatrales. Es un personaje encarnado por un actor/actriz, afectado y vulnerable a todo lo que le sucede. Con extrema disponibilidad para descubrir, dar y recibir, profundizar en el conflicto, demorar y desatar el error alcanzando niveles de supra dimensión. Hace estallar la lógica racional… y así la risa. Se trata sin embargo, de evidentes tragedias devenidas en comicidad. Pequeños y grandes fracasos compartidos con el público, haciéndolo cómplice con toda la fuerza del aquí y ahora. Busco echar mano de esta técnica para construir una poética que dialogue entre realidad y ficción”

“A eso se suma el juego verbal: la acción y la palabra. Que puede ser un disparador de imágenes por su poder de  resonancia, y a su vez  permite jugar desde su arbitrariedad, o desde diversas puntuaciones. Creo que este es uno de los procedimientos con los que María Elena Walsh logró correrse de didactismos, tradicionalismos e infantilismos estereotipados”

—¿La obra está destinada a un franja etaria específica?

—La pensamos para toda la familia. No necesariamente encerrada en los cánones tradicionales del teatro infantil, sino también para toda la familia.

—¿Qué correlatos abre la obra?

—Creo que “Doña Disparate y Bambuco” es una invitación a cuestionar los modos de percepción de la realidad, a un recorrido que parte de la perplejidad ante un mundo ancho, ajeno, amenazador y bellísimo. Lo interesante de esto es la posibilidad de “crear espacios para crear sentidos”, fragmentos que juntar para completar lo que se ve en el desarrollo de la acción dramática. Ese es el espacio al que apuntamos, intersticio vital del teatro