El Parque Independencia se agitó en estas últimas horas por la decisión de la familia de un promisorio juvenil leproso de partir a Buenos Aires y fichar a su hijo en Boca. La determinación, que no puede ser apelada de ningún modo, llenó de bronca a la dirigencia y la conducción de las divisiones juveniles de Bella Vista.
Se trata de Nicolás Castro, un mediocampista de 17 años que ya pisaba la división Reserva y en quien había cifradas esperanzas en su arribo a la primera división. De hecho, viajó con la sub 17 en mayo, como sparring de la selección mayor en la gira por Asia y Oceanía.
Castro, que llegó a la entidad ñubelista a principios de año proveniente de 9 de Julio de Rafaela, fue tentado por los xeneizes. Y al ser menor de edad, le quedó a Newell's un nulo margen de negociación: o acepta lo que Boca le ofrece, o se va por la patria potestad.
En ese sentido, a modo de compensación, Boca pagará 120 mil dólares para llevarse al futbolista, mientras que la CD del club rojinegro hace fuerza para poder conservar un porcentaje de una venta futura, más allá de lo que le corresponderá por haber formado parte de su proceso de formación.
Por su parte, la conducción de las juveniles (a cargo de Martín Mackey) quedoó muy disgustada con la salida de uno de los jugadores que pintaba para llegar a primera división en un plazo no tan lejano. "Las instituciones grandes apelan al dinero y a la familia, y quedás parado en un lugar donde nada podés hacer", le dijo Mackey al diario El Ciudadano.