Ocho y media de la mañana de este miércoles. Esquina de España y 9 de julio. Aproximo mi tarjeta Movi a la máquina canceladora de una unidad del 35/9 azul, sabiendo que ya no iba a recibir el comprobante de mi viaje ni tener en papel el detalle de cuanto dinero me quedaba de saldo.
Cruz roja y ese ruido, el que ningún pasajero quiere escuchar. Intento de vuelta, otra vez el mismo ruido. Me había quedado sin saldo. Rápidamente la mirada hacia el resto del pasaje. Había poco más de diez personas a bordo, que comenzaban a advertir lo que me estaba pasando.
Me siento en el primer asiento del colectivo. Busco plata en mi mochila. Con suerte tenía cambio y llegué a 25 pesos para pagarle a quien amablemente me prestara su tarjeta y cancelara mi viaje. Pregunto (agitando los billetes para que quede claro que no pedía que me regalen un pasaje): ¿Alguien tiene un boleto para prestarme?
Y aquí las reacciones: mirada perdida del que no desea prestar la tarjeta, un hombre que me dice "no tengo más saldo, pagué mi plus recién". Pero apareció ella. Una mujer se ofrece a darme su tarjeta Movi. Le agradezco, le pago y cuando voy a cancelar el boleto el chofer advierte: "Mirá que esa persona tiene que bajarse en el mismo lugar que vos o después".
Ahí mismo me señala el cartel que en los colectivos de Rosario Bus están colocados arriba a la derecha, donde el último punto afirma: "Se prohíbe a los usuarios abonar por otra persona que no viaje hacia su mismo destino ya que de bajarse primero el que abona, el otro pasajero queda sin comprobante de pago".
Las dudas me aparecieron ya que esta mañana en Radiópolis (Radio 2) y Rosario3.com la secretaria de Transporte y Movilidad, Monica Alvarado desacreditó esa comunicación afirmando que era "incorrecta". Pero está pegada, desde hace varios días, en las unidades de Rosario Bus. Y los choferes, como debe ser, aplican lo ordenado por la empresa.
Vuelvo al colectivo. La mujer solidaria que me prestó su tarjeta se mostró sorprendida. Me quiso ayudar y no pudo, ya que se bajaba en 27 de Febrero y Dorrego, mucho antes que yo. Me devolvió la plata.
Voy a conversar con el chofer, que me aclara que desde hoy toda persona que pague un boleto a otra debe bajarse en el mismo lugar o después que el pasajero ayudado.
Tenía que encontrar, entre poco más de diez personas, alguien que cumpliera ese requisito. Nervios. Camino por el pasillo (a todo esto habíamos hecho cinco cuadras de viaje). A todos les digo: "¿Hasta dónde vas?, es que me quedé sin crédito y el chofer me explicó..". Así uno por uno.
Encontré una chica que trabajaba en la Granja de la Infancia, por lo que se bajaba en la misma parada que yo. No lo podía creer. Me salvó. Y llegué al trabajo justo en el momento en que Alvarado decía en Radio 2, palabras más palabras menos, que lo que había vivido era falso. ¿Será que lo soñé?