Este domingo se celebraron en Santa Fe las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso). En Rosario, la disputa por la candidatura del oficialismo frenteprogresista enfrentó a David y a Goliat. Y como el cuento bíblico, el gigante cayó. Después de más de 30 años de gobiernos socialistas en la ciudad, el candidato del Frente Progresista no será –al menos hasta ahora– del partido de la rosa. Pablo Javkin sacaba de carrera a Verónica Irizar.
Cambiemos también dirimió una interna que terminó con sabor a poco. Aunque Roy López Molina se impuso sobre un Jorge Boasso que se recluyó en su casa sin dar señales de nada, en la esquina de Córdoba y Maipú no hubo suelta de globos como otros años.
Distinta postal brindó el Frente Juntos –el peronismo-kirchnerismo–, que cambió su habitual centro de cómputos de la Casa de la Corriente, de Maipú y San Juan; al complejo Cultural Atlas, de Mitre y Santa Fe. Hubo euforia y optimismo cuando el candidato a intendente Roberto Sukerman se arrogó la mayoría de los votos. No definió ninguna interna, pero la cantidad de sufragios que sacó lo ubicó, sí, como el más votado en su categoría. Con la ya plenamente candidata a vicegobernadora Alejandra Rodenas, cortaron la calle y cantaron “¡Vamos a volver!”. Hubo quienes hasta olieron choripanes, pero una fuente de la campaña lo desmintió.
En Distrito 7 sí olían ricas las pizzas preparadas para la prensa. Allá tampoco fue noche de definiciones, pero sí de alegría. Tanta, que para que el festejo no desbordara, colocaron vallas frente al local de Ovidio Lagos y Córdoba.
No lo pueden creer
“Nos ven crecer, nos ven crecer y no lo pueden creer”, cantó la militancia que celebró la victoria de Javkin. De David, que venció a Goliat. En el local de Creo, en 9 de Julio al 1800, se anunció el triunfo dos veces: a las 22 y a las 23.
En esa hora, en el hotel Ariston, la intendenta Mónica Fein felicitó al Frente Progresista por haber cosechado la mayor cantidad de votos.
Desde 9 de Julio al 1800, la militancia la vio por televisión. Y le gritó. Querían que fuera más específica. El propio Javkin, cuando salió a las 23 a anunciar “un lunes distinto”, reclamó que sus amigos-rivales “anuncien” lo que él ya sabía: que las mesas testigos marcaban una tendencia irreversible y que él iba a ser el candidato oficial del Frente en junio.
Nunca ocurrió. A las 23.55, desbordada de energía, Verónica Irizar abrió la puerta de uno de los costados del salón del Ariston –no muy colmado– y aplaudió y se aplaudió hasta llegar al micrófono. La “prudencia histórica del socialismo” la obligaba a no cantar derrota. Unos 15 minutos después, las cámaras se apagaron y guardaron.
Mientras todos guardaban sus cosas y daban la media vuelta, el africano Steve miraba fijo una de las pantallas que ponía a Javkin por arriba de Irizar. Más temprano había prometido que si no ganaba “Vero”, se iba a ir de Rosario. Realizó incluso en la mismísima alfombra del Ariston un ritual de su Ghana natal para ayudarla a Irizar. Con poco ritmo y nada de rima, Steve cantó: “Hoy tiene, ganar Vero, sí o sí. En nombre de Africa”. Entre palabra y palabra le daba toquecitos a su “kaiakaia” una suerte de castañuela de metal para una sola mano. Para Steve, Vero era la “chica” que debía seguir a “Mónica, que hizo mucho bien”.
En 9 de Julio al 1800, en el espacio de Javkin, también se hablaba de rituales. “¿Mañana hacemos más grullas?”, preguntó Nora a Sebastián, otro militante. Frente a la más imponente campaña del socialismo, el concejal y ex secretario General de Fein, repartió grullas de papel con su nombre, dobladas por los militantes del espacio.
Nora, con su impecable equipo deportivo negro y zapatillas blancas floreadas, fue una dobladora de grullas. A sus 67 años no daba más de la emoción. Reía y lloraba. Lloraba y reía. Quería seguir trabajando. Quería seguir el ritual.