Los disturbios y protestas violentas contra la cumbre del G20 desencadenados anoche en el barrio de Schanzenviertel en Hamburgo por tercera jornada consecutiva, dejaron un número indeterminado de heridos, entre ellos varios agentes y recibieron la enérgica condena del gobierno alemán. 

Los disturbios se prolongaron hasta entrada la madrugada de este domingo, informaron fuentes policiales, que no precisaron sin embargo el número de lesionados y detenidos. Hasta eeste sábado se habían registrado 205 agentes heridos, mientras que el número de detenidos era de 144.

Al respecto, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, condenó los disturbios contra la cumbre del G20 y advirtió de que no se puede dejar en mano de "algunos pocos brutales delincuentes violentos" la decisión sobre lo que puede o no celebrarse en Alemania.

"Si un país democráticamente consolidado como Alemania ya no es capaz de convocar a invitados internacionales (...), entonces no sólo peligra una única conferencia, sino que en esencia dejamos en manos de unos pocos delincuentes violentos y brutales como los que hemos visto aquí en Hamburgo la decisión y elección de lo que puede celebrarse o no en Alemania", dijo.

Steinmeier, el primer político de alto rango en hacer acto de presencia en la zona del Schanzenviertel, epicentro de los disturbios, declaró que las imágenes de lo ocurrido le han "horrorizado, conmocionado y dejado estupefacto".

"Semejante nivel de violencia" en unas manifestaciones, en las que los manifestantes, en su mayoría anticapitalistas, han actuado "con desmesurada rabia destructora" contra policías, pero también contra la propiedad privada de los ciudadanos, "no se ha visto en Alemania en los últimos años", dijo.

Steinmeier dio las gracias a la policía por enfrentarse a esta violencia "durante día" y "en las condiciones más difíciles.

Los disturbios del sábado se produjeron sobre las 19 hora local y derivaron en barricadas incendiarias, coches quemados y abundante mobiliario urbano destrozado, aunque no tuvieron la intensidad de los altercados violentos de la noche anterior.

La Policía hizo uso de cañones de agua a presión para dispersar a los manifestantes violentos y lanzó asimismo algunas cargas, tras conminar reiteradamente a los miles de jóvenes que en esos momentos abarrotaban las calles, bares y locales de la zona a abandonar el lugar.

Los incidentes arrancaron de nuevo en las inmediaciones de la casa ocupada por el colectivo antisistema "Rote Flora", el mismo escenario de los graves disturbios registrados estos días.

El mencionado barrio y la casa ocupada está a unos 300 metros del centro de congresos donde este sábado se cerró la cumbre de los líderes de las potencias industriales y países emergentes, presidida por la canciller alemana, Angela Merkel, y con el presidente estadounidense, Donald Trump, y el ruso Vladímir Putin, entre los asistentes.

La medianoche del viernes se habían concentrado en esa misma zona 1.500 manifestantes, que levantaron e incendiaron barricadas, saquearon varios comercios y atacaron a los agentes con barras de hierro y otros objetos.

La policía hallanó este sábado locales en el Schanzenviertel por sospecharse que ahí se habían preparado los cocteles molotov posteriormente lanzados contra los agentes.

Merkel y el alcalde gobernador de la ciudad, Olaf Scholz, también condenaron al cierre de la cumbre los actos de violencia, al tiempo que anunciaron indemnizaciones para los ciudadanos afectados por los daños ocasionados, sea en sus comercios, hogares o automóviles.
Las imágenes de los disturbios eclipsaron la marcha pacífica contra el G20 que se desarrolló ayer por Hamburgo, con unos 70.000 manifestantes.