“Estamos en el corazón de las políticas de residuos de Rosario”. La secretaria de Ambiente y Espacio Público, Marina Borgatello, dio las “coordenadas” del Centro Ambiental de Tratamiento de Residuos sin referirse a la ubicación física del predio de 35 hectáreas lindero a Pérez. La metáfora se refería a que en este lugar se palpita la transformación productiva de lo que desechamos. Acá, lo descartado tiene valor por su condición mutante. Rosario3.com recorrió las instalaciones en donde en breve se iniciará la construcción de una planta de clasificación de residuos reciclables ya separados en origen, un avance importante ya que amplía la capacidad de procesamiento existente.
Todo empieza cada vez que nos despojamos de algo en casa. El acto de arrojar deviene en otros – una especie de viaje que hace el residuo–, cuyo desenlace puede ser contaminante o beneficioso para el medio ambiente. Hace muchos años que la Municipalidad de Rosario planificó un final “feliz” para la bolsita apestosa que se desploma en el fondo del contenedor: su reutilización. El primer paso dado fue la construcción de un Centro Ambiental de Tratamiento de Residuos con la puesta en marcha de una planta de compostaje activa desde 2013, que cuenta con una capacidad de procesamiento de 150 toneladas diarias (un 20% del total de lo que genera la población de Rosario).
De acuerdo a lo que explicaron María Cecilia Álvarez, subsecretaria de Ambiente y Mariano Ascheri, director General de Gestión Integral de Residuos, este proceso permite aprovechar la materia orgánica para la obtención de compost, y la recuperación de fracciones seleccionadas: vidrio, plástico, metales ferrosos y aluminio, que se pueden reciclar para la obtención de numerosos productos. En esta instancia trabajan 20 empleados municipales, la mitad de ellos con distintas discapacidades y 15 personas que solían dedicarse al cirujeo.
Borgatello anunció el inicio de la construcción de una segunda planta que viene a afinar y mejorar el reciclaje de la basura de la ciudad. Dispuesta al lado de la planta de compostaje, estará dedicada a la clasificación de residuos reciclables, con una capacidad de procesamiento de entre 5 y 10 toneladas por hora.
Los trabajos en ejecución tienen por objetivo darle una escala aún mayor a las políticas de recuperación y tratamiento con los que cuenta la ciudad, apuntando directamente a aquellos materiales que son separados en origen a través de contenedores naranjas, centros de recepción y el servicio puerta a puerta.
La obra, que demanda una inversión superior a los 50 millones de pesos, está financiada a través del Promudi (Programa Municipal de Inversiones), llevado adelante por el gobierno santafesino. Con plazo de finalización para este primer semestre, contará con equipamiento y maquinaria para recepción, descarga, clasificación y acondicionamiento de camiones de materiales reciclables.
Una vez en funcionamiento, estará operada por 40 recuperadores informales, siguiendo la lógica de inclusión social que ya viene siendo desarrollada en la actual planta de compostaje de residuos domiciliarios.
“Hablamos de la puesta en marcha de una tecnología y una gestión únicas en América Latina”, remarcó la secretaria, quien también resaltó el trabajo social desarrollado con los operadores de la planta, quienes dejaron atrás el cirujeo para participar del proyecto.
Qué sigue después
Aunque los funcionarios reconocieron que lo de “Basura Cero” es una ideal, “una meta demasiada ambiciosa” con plazos aún desconocidos teniendo en cuenta los elevadísimos costos que conlleva, rescataron el “plan” general que le valió al municipio el reconocimiento internacional. De acuerdo a lo que indicaron, está en carpeta la construcción en el lugar de una planta de biodigestión seca que posibilitará generar energía.
Esta instancia posibilitará el procesamiento de 250 toneladas diarias de residuos domiciliarios, es decir que la ciudad duplicará la capacidad actual de tratamiento y generará energía durante el proceso que podrá abastecer a unos dos mil hogares. La misma estará operada también por un grupo de recolectores informales.
De acuerdo a fuentes oficiales, para su implementación se prevé optimizar el proceso de la planta de clasificación y compostaje e incrementar la eficiencia de la operación. Luego, aprovechando la estructura propuesta, se integrarán a su vez nuevos sectores a la existente, lo cual será posible porque el proceso de biodigestión seca planteado se compondrá de tres fases: clasificación, digestión y compostaje, donde el momento inicial y final son similares a los ya realizados en la planta.
Otra más: la planta de Compostaje de Residuos Orgánicos Puros
Para la fracción orgánica pura se necesitará un tratamiento diferenciado al residuo mezclado. Para tales fines se proyecta una nueva planta de compostaje con una capacidad de tratamiento de alrededor de 200 toneladas por día de residuos orgánicos. Esta planta contará con dos sectores: un primer sector destinado a la recepción, limpieza y acondicionamiento (ante cualquier eventualidad necesaria de limpieza del material recibido) y un segundo sector para la estabilización y compostaje.