Estonia sorprendió al gran público en los últimos informes PISA por los excelentes rendimientos académicos de sus alumnos. Sin embargo para quienes siguieron de cerca la evolución de su sistema educativo no fue ninguna novedad, ya que hace tiempo que este pequeño país de Europa del este apuesta con éxito a la innovación y eficiencia en la educación.
El sitio Aula Planeta destacó los principales puntos del sistema educativo de Estonia, hoy uno de los referentes mundiales en la materia.
El sistema: la educación básica es obligatoria de los 7 a los 17 años sin cambio de centro educativo, y la separación de itinerarios comienza a los 15. Posteriormente, hay tres cursos de educación secundaria necesarios para acceder a la educación terciaria, dividida a su vez en las licenciaturas, la formación profesional y la llamada educación vocacional (VET) que comprende las ingenierías, la arquitectura o la contabilidad.
Reformas y eficiencia: las reformas del currículo nacional en 2000 y 2010, y de la educación superior en 2013 terminaron dando resultados. Dedica a Educación un porcentaje de PBI menor al resto de Europa, pero los cursos escolares son más cortos y con menos alumnos (18 en promedio). En 2014 puso en marcha una estrategia de aprendizaje continuo para que la educación siga más allá del aula.
Gestión autónoma: la gestión del sistema educativo es compartida entre autoridades locales y centrales, lo que implica una mayor autonomía para gestionar el currículo o para la contratación de docentes. Por un lado, el Estado supervisa los estándares educativos, la evaluación de calidad y una parte de la financiación. De la educación básica se encargan las autoridades locales que redirigen fondos a los fines de lograr mayor oferta y competitividad entre escuelas.
Acceso gratuito y equidad: esto les permitió convertirse en uno de los países con menos malos estudiantes y con buenas tasas de finalización de secundaria. Además de la educación, el Estado ofrecer comidas gratuitas a los alumnos, ayudas a las escuelas rurales y a niños con necesidades especiales.
Un profesorado formado: el profesor estonio destaca por su experiencia y mayor formación pedagógica y práctica, ya que además de los cinco años de formación inicial, tienen una capacitación continua. Además, los docentes consideran que su profesión es valorada a nivel social.
Libertad para innovar: se fomenta la autonomía para escoger metodologías y contenidos, se trabaja fomentando el espíritu crítico, enlace con situaciones reales (aprendizaje significativo) y con el entorno. Hay una gran estabilidad en la política educativa, el Gobierno dictamina unos objetivos generales pero son los profesores los que deciden cómo llegar a ellos.
Un Estado comprometido con la tecnología: desde el año 2000, la conexión a internet es un derecho para los estonios y cerca del 100% de los servicios estatales se pueden realizar a través de la red. También fueron uno de los pioneros en realizar el voto por internet, la declaración de la renta o el registro de propiedad. Fruto de este compromiso, Estonia se ha convertido en una meca tecnológica dentro de Europa con un 15% de su PIB derivado de las nuevas tecnologías y con el surgimiento de compañías como Skype.
Y una escuela comprometida con la tecnología: Estonia fue uno de los pioneros en dar a cada estudiante una computadora, y desde 1997 tiene la Tiger Leap Foundation, responsable de las aplicaciones TIC para la docencia y de la formación continua del docente en nuevas tecnologías. También han sido pioneros en introducir la programación o la robótica educativa en el aula (gracias a Lego Mindstorms). Gracias a ello, entre otros aspectos, Estonia ha conseguido sucesivas generaciones de estudiantes interesados en la ingeniería o la informática.