El Mal de Parkinson está habitualmente asociado a personas grandes. Sin embargo también ataca a pacientes jóvenes. Rosario 3 consultó a Telmo Nicola, neurocirujano, para conocer de qué manera afecta a esta población y cómo es el tratamiento.
“El por nosotros llamado 'Parkinson juvenil', se inicia tempranamente entre los 25-30 años y se distingue porque es de evolución muy rápida, francamente discapacitante y con escasa respuesta a la medicación”, sostiene Nicola, para agregar: “Tiene un tinte diferente al Parkinson que se inicia a los 60 años; ya que los medicamentos que en general tienen una buena respuesta, en los pacientes jóvenes dejan de tener efecto en el corto plazo”.
- ¿Existen soluciones definitivas?
- Hoy la medicina y la investigación científica no han aportado todavía soluciones definitivas, ya que todos lo sabemos: el Parkinson no se cura. Pero sí existen terapias quirúrgicas que aportan alivio y buena calidad de vida a estos pacientes que deben seguir con sus actividades y ocupaciones. Además permiten reducir la cantidad de medicación que deben tomar. Hace poco operamos a un colega nuestro de la ciudad de Santa Fe, un traumatólogo de 53 años que pudo reintegrarse a su actividad laboral en la cual hace, entre otras cosas, cirugías endoscópicas.
- ¿En qué consiste esta solución quirúrgica?
- Se trata de la colocación de un sistema compuesto por unos electrodos que se colocan en núcleos centrales del cerebro, a los cuales externamente se les regulan estímulos eléctricos con su determinada intensidad y longitud de onda. La computadora cuenta con diferentes programas que nos brindan distintas posibilidades de acuerdo a las necesidades que nos plantean los síntomas de la enfermedad.
- ¿Cómo actúa?
- En forma permanente y continua, inhibiendo a esos núcleos que están en hiperactividad, excitados por la falta de dopamina, el neurotrasmisor que normalmente fabrica el cerebro, y que el paciente carece. Ante la falta de este neurotrasmisor, los núcleos sobreexcitan a la corteza cerebral, produciendo los síntomas clásicos de la enfermedad: rigidez, temblor, discinesias; los que varían en cada paciente.
- ¿Requiere de controles posteriores a su implantación?
- Sí, los vamos controlando, sobre todo al principio. Luego, el paciente alcanza el equilibrio que nosotros buscamos y realiza su vida normalmente.
- ¿Hay mucha cantidad de evidencias de este tipo de cirugías?
- Sí. En este momento es el tratamiento estándar de la enfermedad. Es una práctica mundialmente aceptada que ya ha dejado atrás la etapa de experimentación.
- ¿Está indicado en todos los pacientes jóvenes con enfermedad de Parkinson?
- Cuando nos llegan los pacientes hacemos, en primer lugar, la evaluación clínica que siempre es fundamental, luego indicamos una serie de estudios simples y rápidos; con todo ello, evaluamos y decidimos si cabe indicar en este caso esta intervención. Luego como segundo paso viene el trámite administrativo, en el cual intervienen las instituciones de salud y la obra social o prepaga del paciente. Debemos tener en cuenta que el costo de este sistema es alto. Existen obras sociales que han reconocido la práctica y otras que no.
- ¿Son muchos los casos?
- Al día de hoy llevamos varios sistemas colocados. Tenemos mucha experiencia. No somos los únicos que lo hacemos; en Buenos Aires hay un par de grupos que lo hacen y nosotros contamos con nuestra propia casuística. Por otra parte, hacemos algo que está aceptado en todo el mundo y es el tratamiento de elección para estos casos de enfermedad de Parkinson refractaria a los tratamientos habituales. Los paciente con enfermedad de Parkinson juveniles, son los principales beneficiarios de esta solución, por eso deberían recurrir a este tratamiento tempranamente.