Un taxista es juzgado desde este jueves en el Centro de Justicia Penal por haber asesinado a uno de los cuatro ladrones que lo asaltaron el 20 de septiembre de 2015. El fiscal de la causa pidió 15 años de prisión por homicidio simple y, en caso de considerarse exceso de legítima defensa, 8. Su abogado, en tanto, solicitó la absolución por entender que fue legítima defensa. Quienes participaron en el asalto con el delincuente fallecido están en libertad.
En la madrugada del 20 de septiembre de 2015, cuatro delincuentes tomaron un taxi en la terminal de ómnibus e indicaron como destino la calle Donado al 900. Al llegar, el pasajero que estaba sentado detrás del asiento del conductor lo agarró del cuello y entre los cuatro robaron la billetera y un botinero. Cuando huían a pie, el tachero disparó y mató a Brian Aguirre, de 15 años. Según declararon dos de los jóvenes, escucharon cinco tiros.
En el juicio no se debate la autoría del crimen. Los jueces penales de primera instancia Mariano Aliau, Gonzalo López Quintana y Gastón Becerra deberán determinar si lo hizo en legítima defensa o si su conducta encuadra en la de homicidio simple, de acuerdo a las presentaciones realizadas por el abogado Gabriel Navas y el fiscal Adrián Spelta respectivamente.
Entrevistado por los periodistas Ciro Seisas y Hernán Funes (A Diario, Radio 2), Navas expresó que "los hechos están claros". "Le robaron de una forma violenta, con armas blancas y a los golpes. Uno de los atacantes tenía varias armas y en el forcejeo con mi cliente se le cayó. Ahí salieron corriendo y él tomó el arma y disparó", relató.
"Mi cliente dice que en ese momento tuvo un bloqueo mental. Había sufrido un hecho similar antes, cuando en un robo le dieron un tiro en el pecho. Por eso estuvo internado 17 días con un respirador artificial. Cuando le dieron el alta falleció su madre.
Navas subrayó que el arma que usó para matar a Brian Aguirre "no era de él" sino de uno de los ladrones. "El arma desapareció. No se pudo explicar cómo. Repito, mi cliente dijo que tuvo un bloqueo mental. Recuerda haber estado en la comisaría, pero no el resto", indicó.
"Le cambió la vida. Hace tres años que está con prisión domiciliaria, cocina milanesas para que su pareja las reparta por el barrio, para hacer plata. Pasó de ser taxista a homicida. La situación familiar y psicológica cambió rotundamente de un día para el otro", explicó.
El abogado enfatizó una particularidad: los otros delincuentes no están presos y declararon como testigos en el juicio que robar fue "una picardía". "Es llamativo el desparpajo porque hasta costó la vida de uno de sus amigos. La gente se pregunta cómo están sueltos", finalizó.