Una banda de pastores evangélicos que obligaban a los fieles a vender sus viviendas, vivir hacinados en un conventillo y al trabajo esclavo en una panificadora fueron capturados en diferentes localidades bonaerenses a través de operativos a cargo de la Policía de la provincia, informaron hoy fuentes policiales.
La investigación que permitió desarticular a este grupo de pastores evangélicos comenzó en diciembre pasado luego de una denuncia radicada por una joven de 24 años en la Ayudantía Fiscal de Delitos de Trata de Personas, Pornografía Infantil y Grooming del departamento judicial de La Matanza.
Efectivos policiales capturaron en las últimas horas a 26 personas e incautaron casi 40 mil dólares y más de 1 millón de pesos en operativos a cargo de la División Trata de Personas de la Superintendencia de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de esa fuerza.
En la causa, caratulada como asociación Ilícita con reducción a la servidumbre y trata de personas, reiterada en doce oportunidades y lavado de dinero, también interviene el Juzgado de Garantías número 1, a cargo de Mary Castillo, del departamento judicial de La Matanza.
Según denunció la joven, sus padres fueron captados por miembros de un templo evangélico conocido como "Filadelfia" de la localidad bonaerense de San Justo, cuando ella era adolescente y vivían en González Catán.
La joven aseguró que sus padres comenzaron a involucrarse cada vez más en el ámbito religioso y cambiaron sus hábitos cotidianos y que, tras manipulaciones psicológicas, "los líderes religiosos los convencieron de vender su propiedad y entregarles el dinero", según informaron a Télam las fuentes policiales.
Luego, se mudaron junto con otros miembros de la congregación a una especie de conventillo, donde les impedían tener contacto con el resto de sus familiares o amigos.
Allí, los obligaron a efectuar trabajos en una panificadora, propiedad de la iglesia, y a los hijos los sometían a trabajo forzoso en diferentes esquinas de San Justo, además de prohibirles asistir a la escuela, de acuerdo a la investigación revelada por las fuentes.
Según consta en la causa, los niños que se negaban a comercializar lo fabricado y quienes desobedecía o no aceptaban casarse con las personas que los líderes eligieran eran trasladados a campos en el interior de la provincia de Buenos Aires, donde debían participar de "seminarios bíblicos".
En base a esa denuncia, efectivos de la Policía bonaerense realizaron investigaciones donde determinaron que quienes lideraban este grupo "se quedaban con la totalidad de las ganancias de los producido, y maltrataban física y psicológicamente a las personas".