Las sábanas son un elemento fundamental en nuestro día a día: pasamos muchas horas cada día entre ellas, descansando. Como ocurre con la ropa, también hay que lavarla, pero, ¿con qué frecuencia?
Un artículo publicado en Gizmodo, que cita 20minutos, lo resuelve: en primer lugar, hay que tener en cuenta qué es lo que hay en nuestras sábanas. Fundamentalmente, células muertas de nuestra piel. El problema es que estas células son el alimento de ácaros y garrapatas. Y después de comer, defecan... en nuestras sábanas.
Estos residuos pueden causar reacciones alérgicas, tos, mocos, picazón en los ojos... Pero además de excrementos de ácaro y piel muerta, en nuestras sábanas podemos encontrar esporas fúngicas y polvo, elementos que pueden incrementar los síntomas alérgicos.
Además, también hay restos de cosméticos, que también pueden irritar la piel. Todo esto, además, puede ir penetrando en el colchón y la almohada con el paso del tiempo. Por eso, es importante lavar las sábanas con una frecuencia no mayor a la semana. Los expertos recomiendan también el uso de fundas para colchones y almohadas.