En las cárceles de Sudáfrica se comenzó a usar una nueva manera de drogarse llamada “bloodtooth”, un derivado de la palabra bluetooth -relacionado al intercambio de contenido entre dispositivos, y con el agregado del término blood –sangre–.
El concepto da nombre a un método que intercambia dosis de sangre entre personas. "Una persona se inyecta la dosis, luego la otra persona extrae la sangre de la primera y se la inyecta a sí mismo”, dijo Solomon Legodi, del centro de tratamiento Second Chance, según un informe de elmundo.es.
Las consecuencias para quienes utilicen esta nueva modalidad de drogarse pueden ser letales. “Van desde la transmisión de enfermedades a la muerte. Puede provocar ataques al sistema inmunológico y una coagulación sanguínea severa, lo que puede causar el colapso del sistema circulatorio, el fallo de los órganos y la muerte", explicó la portavoz del Servicio Nacional de Sangre Sudafricano, Jackie Thomson.
El Bloodtooth fue concebido para abaratar los costos y la composición de la droga sienta precedente en el Nyaope, una mezcla múltiple de heroína con efedrina, detergente, arsénico y antidepresivos. Entre sus efectos se cuentan la ralentización de los procesos mentales y las náuseas, además de la supresión del dolor, el riesgo de ataques al corazón y de abortos espontáneos. Con el tiempo se pueden producir complicaciones circulatorias, de pulmones, hígado y del riñón, además de problemas mentales.