No es novedad que el estado de la autopista Rosario-Córdoba es deplorable en el tramo hasta el primer peaje, a la altura de Carcaraná. Pero los baches aumentaron en tamaño y cantidad con las intensas lluvias de las últimas semanas. Y romper el vehículo en ese tramo puede venir con el combo completo, ya que continúan los asaltos a automovilistas, sobre todo en el acceso a la ciudad.
Un completo informe de la periodista Almudena Munera (El Tres) mostró las falencias de una ruta donde, sólo en el tramo Rosario-Roldán, circulan unos 23 mil autos por día.
El trayecto hasta el peaje, sobre todo en la mano que llega a Rosario, presenta parche sobre parche. Y así mismo no se disimula el deterioro del asfalto, que obliga al conductor a centrar la atención en una corta distancia, en desmedro de la visión panorámica. Además, muchos kilómetros están sin demarcar. El peligro se multiplica si llueve, y más si es de noche.
El panorama cobra mayor gravedad al tratarse de una autopista nacional, que une las dos ciudades más importantes del interior del país. Pero el problema para los automovilistas no se termina con la falta de seguridad vial: también preocupa la de otra inseguridad, la de la delincuencia.
Es que, principalmente en cercanías a Rosario, se repiten los asaltos a ocupantes de vehículos que por algún problema –a veces causados adrede por los propios maleantes– deben detener su marcha en la banquina. Los patrullajes dispuestos en la zona son escasos. Insuficientes.