Cuatro encapuchados en moto balearon este viernes por la noche la casa del gobernador Antonio Bonfatti en el barrio Alberdi, zona norte de la ciudad. Fuentes oficiales confirmaron a Rosario3.com que no hubo heridos. En el gobierno provincial estaban consternados y el mandatario provincial encabezó este sábado a primera hora de la mañana una reunión con los ministros de Seguridad, Raúl Lamberto, de Gobierno, Rubén Galassi, y otros integrantes de su equipo para analizar la situación y los pasos a seguir. "Acá no durmió nadie", dijo una fuente del gabinete cuando se le preguntó cómo estaba Bonfatti.
A las 9.50 de este sábado el gobernador salió de su casa y prefirió no hablar con el móvil de Radio 2 que estaba en la puerta. Estaba con él el diputado nacional Juan Carlos Zabalza. Dijo que "esto fue un llamado de atención a todos" y que el gobernador nunca había sufrido amenazas, como sí el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto. Justamente Lamberto opinó que lo que pasó es una respuesta a la "firme decisión política de avanzar contra el delito".
Los encapuchados, que se trasladaban en dos motos, dispararon 14 veces contra el frente del domicilio del mandatario, en Darragueira y Gallo.
Una vecina que vio todo contó a Radio 2 que las motos doblaron a toda velocidad desde Gallo a Darragueira, que frente a la casa del gobernador se produjo la ráfaga feroz de disparos y que escaparon por Godoy Cruz hacia la vía.
Al menos diez balas impactaron contra la vivienda y dos directamente ingresaron hacia el living, cerca de donde estaba Bonfatti junto a su esposa viendo el partido de Argentina. Desde afuera estaba claro que había gente en la casa por las luces prendidas y acaso los atacantes hayan visto algún movimiento y hacia allí apuntaron.
La mujer de Bonfatti, la directora para la Inclusión de Personas con Discapacidad Silvia Tróccoli, habló con Fernanda Rubio, periodista de El Tres, y le contó que cinco muntos antes del ataque había regresado después de haber salido a comprar arroz.
Pero ninguno de los integrantes de la familia sufrió lesiones. Desde el gobierno provincial se leyó la situación directamente como un atentado contra el mandatario, no sólo un acto de amedrentamiento.
Apenas después del ataque se acercaron al lugar los ministros de Gobierno y de Seguridad, Rubén Galassi y Raúl Lamberto. También acudió la fiscal de Cámara Cristina Rubiolo, quien dijo que "no fue una tragedia pero pudo haberlo sido" y que
se trata de "un hecho sin antecedentes". Además, hubo comunicaciones con el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni; el ministro de Defensa, Agustín Rossi; y el jefe de Gabinete, Juan Abal Medina. Todos ellos expresaron un firme repudio al hecho, como prácticamente
todo el arco político provincial y nacional.
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En ese sentido, Hermes Binner firmó un
comunicado del Partido Socialista en el que señalaron que "estas circunstancias lamentables generan una atmósfera de profunda preocupación e incertidumbre".
Este sábado a la mañana Zabalza sostuvo que "este es un hecho muy grave por las características, la persona involucrada y lo que significa este tipo de mensaje mafioso que no lo acepta el gobierno ni lo debe aceptar la sociedad. Ha habido una inmensa solidaridad; esto es un troque de atención a todos".
La Policía contó e identificó 14 casquillos de bala tirados en el piso del lugar. Eran de proyectiles calibre 11.25 y 9 milímetros, como los que usan las fuerzas de seguridad. Los atacantes dispararon y se dieron a la fuga.
No se deslizaron hipótesis del motivo del ataque, aunque en los últimos tiempos se produjeron varias amenazas contra ministros y funcionarios del área de Seguridad vinculadas a las causas contra las bandas narcotraficantes.
Las últimas intimidaciones se produjeron hace un mes y el ministro de Seguridad Lamberto las calificó de “muy graves”. “Son amenazas que persisten y se incrementan”, advirtió el funcionario entonces.
En junio, el juez Juan Carlos Vienna y otros funcionarios del Ejecutivo provincial que intervienen en la investigación de hechos delictivos vinculados al narcotráfico, también habían sufrido graves intentos de amedrentamiento.