Llega el domingo por la noche y, aunque intentás evitarlo, en unas horas será lunes y deberás volver a la rutina. Vas a tener que volver a la oficina, poner tu mejor cara y hacer tu trabajo aunque por dentro querés que la semana termine otra vez para descansar, porque sabés que lo necesitás.
El problema es que al llegar a tu casa cada día, e incluso los fines de semana, no podés dejar de pensar en el trabajo. Salir de la oficina no hace que tu preocupación termine, el sentimiento es tan fuerte que te persigue incluso cuando querés evitarlo.
¿No te gusta tu trabajo? ¿Sufrís con la vuelta a la rutina? ¿A veces desearías que el lunes nunca llegue? ¿Las ideas asociadas a tu trabajo te persiguen incluso fuera de la oficina? Puede que padezcas el síndrome del quemado y todavía no lo sepas, según el portal Universia.
Identificado por algunos como la nueva depresión del siglo XXI, el síndrome del quemado o Burnout es uno de los principales problemas que afectan a los trabajadores de todo el mundo.
No importa la profesión, el cargo o la responsabilidad asociada a este. No importa si el trabajo que se hace es el que toda la vida se consideró ideal, si se trabaja persiguiendo una vocación o por otros motivos: todos los trabajadores pueden sufrir agotamiento laboral en algún momento de su vida.
Este síndrome, hace que los trabajadores se sientan agotados física y emocionalmente a causa de su trabajo. Que su ánimo sea inexistente y que lo único que deseen sea descansar y dejar su trabajo.
Es habitual que este síndrome genere también un sentimiento de desvalorización y desconsideración de las propias capacidades y habilidades profesionales. Si es lo que estás sintiendo en este momento, tenés que saber que no es así: tu trabajo vale, sos un buen profesional que simplemente está algo quemado o agotado de su trabajo, pero podés salir adelante y resolverlo.
¿Cómo se detecta el Síndrome del Quemado?
Existen tantos tipos de manifestaciones de este síndrome como trabajadores en el mundo, por lo que no existe un único diagnóstico.
Sin embargo, algunos síntomas son característicos:
- Mal humor constante.
- Insomnio.
- Baja productividad.
- Dolores de cabeza.
- Problemas para concentrarse.
- Baja autoestima.
- Agresividad con los compañeros.
- Poca tolerancia a la frustración.
- Cansancio constante.
Por lo tanto, si tenés algunos de estos síntomas o identificás a un compañero que los presente, es probable que se trate de un caso de Burnout.