El Virus del Nilo Occidental (NO), que ataca al sistema nervioso central y puede causar la muerte, pudo haber afectado a humanos en la Argentina sin ser detectado ya que es asintomático, advirtió este viernes una especialista en transfusión sanguínea.
El NO, que tomó las características de una epidemia en Estados Unidos y países de Europa y África, fue detectado varias veces en Latinoamérica, aunque sólo en animales, pero es posible que haya alcanzado a humanos afirmó María Ríos, especialista en enfermedades transmitidas por transfusiones sanguíneas.
"Se transmite a través de la picadura de los mosquitos y se cree que viaja a distintos países a través de la migración de aves infectadas", dijo a Télam la experta brasileña, en el marco del XL Congreso Argentino de Medicina Transfusional, que se celebra esta semana en el Hotel Hilton porteño.
Allí presentó la conferencia "El Virus del Oeste del Nilo y transfusión. Biología y epidemiología", en la que analizó los peligros de realizar transfusiones sanguíneas sin testear si la sangre está infectada con estos tipos de virus, todavía desconocidos y que son difíciles de detectar.
"La enfermedad es asintomática, por lo que la persona se siente que está bien y que puede donar sangre, lo que puede ser muy grave para pacientes más vulnerables, mayores o con enfermedades oncológicas", planteó. Detalló que algunos síntomas que pueden verse tras "unas dos semanas de incubación", en un quinto de los infectados, son fiebre, cefalea y mialgias.
Ríos señaló que hay métodos para detectar la presencia del virus en el cuerpo, pero no hay forma de aplicarlos al momento de realizar la transfusión.
La enfermedad, que afecta particularmente a caballos, fue detectada por primera vez en Uganda, junto al río Nilo (de ahí su nombre) hace 70 años, y luego extendió a Israel, India, Europa y Estados Unidos, donde afectó a más de 10 mil personas desde su llegada al país, en 1999.
Se trata de un flavivirus que se deriva de la encefalitis japonesa y que según los especialistas sigue un ciclo enzoótico: en las aves actúa como "huésped" y luego infecta también a los mamíferos, en los cuales produce desde mareos hasta parálisis, y a veces incluso la muerte.
"Tiene un patrón: afecta muy fuertemente en una zona durante dos años y luego se va, después vuelve", informó Ríos, quien además indicó que "la hipótesis es que por cada caso de enfermedad neurológica que se detecta, otros 35 permanecen sin ser diagnosticados", por lo que la cifra sería mucho mayor.
En este sentido, dijo no tener registró de humanos afectados en América latina, "pero sí hubo casos en caballos y otros animales", por lo que consideró necesario "salir a buscar la enfermedad" para encontrar los casos.
La medida principal para evitar la propagación del virus, dijo, es vigilar las costas, donde aves muertas pueden servir como vía de contagio, y eliminar las larvas de mosquitos, de manera similar al método que se implementa para erradicar el virus del dengue, transmitido por el mosquito aedes aegypti.
No obstante, señaló que "es más difícil la situación que plantea el dengue, porque el mosquito que transmite el NO tiene que picar a un animal infectado y luego a otro sano para enfermarlo, en cambio el mosquito del dengue no".