Aplaudido y abucheado. Así terminó este martes el ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein su exposición a favor de la legalización del aborto en el Senado. A los datos sobre la cantidad de abortos y de mortalidad materna por esa práctica que ya había aportado cuando el proyecto se discutió en la Cámara baja, Rubinstein agregó números sobre el impacto económico de la legalización. Y despertó fuertes cruces entre ambas posiciones.
"El aborto es un asunto de salud pública porque produce muertes evitables, sobre todo en mujeres jóvenes y con alta vulnerabilidad social", repitió el ministro lo que ya había sostenido en la Cámara de Diputados.
Pero este martes habló también de cifras. Según estimaciones del gasto para el sistema de salud generado por internaciones derivadas de las complicaciones por los abortos clandestinos, con el aborto legal, el costo se reduciría de $11.500 a $1914 en cada caso.
Además, dijo que la legalización abarataría el costo de las drogas que se usan para los abortos farmacológicos, como el misoprostol, que hoy se consigue por Internet a valores que oscilan entre $3000 y $5000. "Con los procedimientos de licitación pública será 30 veces menor", llamó la atención.
La exposición de Rubinstein motivó una fuerte interpelación por parte de los senadores María Fiore Viñuales (Partido Renovador-Salta) y Guillermo Snopek (PJ-Jujuy), que habían intentado impedir su presentación.
"Mi obligación es presentar la información rigurosa, científica, para que ustedes tomen una decisión informada", se defendió.
Aunque quizás el cuestionamiento más duro provino del ex ministro de Educación, Esteban Bullrich (Pro-Buenos Aires), quien acusó al funcionario de elegir "el camino fácil" de la legalización del aborto, en vez de optar por profundizar políticas sanitarias para evitar embarazos no deseados.
"Coincido en que hay que trabajar en la prevención y esa es la salida. El tema es qué hacemos en el mientras tanto, porque trabajar en la concientización toma tiempo", señaló Rubinstein.