Este jueves, después de 22 horas de debate, los diputados nacionales aprobaron la legalización del aborto. Pero la interrupción voluntaria del embarazo todavía no es ley, tiene que ser sometida a la voluntad de los senadores. Así, al proyecto todavía le falta un largo camino.
Con 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención, la iniciativa tiene media sanción. El presidente de la Cámara de Diputados baja, Emilio Monzó, deberá informar ahora al Senado sobre el resultado y recién dentro de una semana, el proyecto estará en estado parlamentario y la Cámara alta podría, si decidiese un tratamiento express, discutirlo en el recinto dentro de ocho días.
Es poco probable que esto ocurra si consideramos que el debate en comisiones en Diputados tomó más de dos meses.
Como sea, el Senado aparecía a priori como más resistente que Diputados a aprobar la iniciativa. Pero es evidente que la movilización social en torno al tema, más el debate mismo, vienen torciendo voluntades.
Ya se dijo: los tiempos del tratamiento en la Cámara alta no serán rápidos. Después se abren tres posibilidades: que el Senado rechace el proyecto, que lo apruebe con modificaciones y lo reenvíe a la Cámara de Diputados, o que lo convierta en ley tal cual está. Y entonces se abre una cuarta posibilidad: que el presidente Mauricio Macri vete la normativa parcial o totalmente, aunque el jefe del Estado ya dijo que no lo hará.
Vamos punto por punto:
- Si el Senado rechaza el proyecto que Diputados aprobó, se aplica el artículo 81 y el proyecto (o la temática) no puede abordarse en la discusión parlamentaria hasta el ejercicio siguiente.
- Si el Senado aprueba tal cual está el proyecto que ya tiene media sanción, se convierte en ley pero debe ser reglamentado por el Poder Ejecutivo. En ese caso, el presidente puede recurrir al veto total o parcial e introducir cambios.
- Si el Senado introduce modificaciones al proyecto, el texto deberá regresar a la cámara de origen (o sea, Diputados) donde los legisladores tienen dos caminos: aprobar por mayoría simple el testo tal como lo reescribió el Senado o, con mayoría especial, insistir con la redacción original.