A punto de cumplirse cuatro años de la muerte de Alberto Nisman, el fiscal general de la Cámara del Crimen, Ricardo Sáenz, no duda de que se trató de un homicidio.
“Está confirmado y reconfirmado que lo mataron. Algunas personas con absoluta mala fe siguen sosteniendo la teoría del suicidio para favorecer al gobierno anterior. Es casi un acto de militancia”, afirmó el funcionario judicial, en diálogo con el programa A diario, de Radio 2.
Sáenz dijo que Nisman “era el fiscal más importante de la Argentina. Había denunciado cuatro días antes a la ex presidenta (Cristina Kirchner) y a parte de su gobierno” por el acuerdo con Irán en torno a la investigación de la causa Amia.
El 18 de enero de 2015, Nisman fue encontrado con un disparo en la cabeza en el baño de su departamento de Puerto Madero. Sucedió horas antes de presentarse ante la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados, que lo había convocado para interrogarlo sobre los fundamentos de su denuncia por la firma del memorándum de entendimiento con Irán.
Primero se trabajó con la hipótesis del suicidio, pero finalmente la Justicia determinó que el fiscal fue fue víctima de un plan criminal. Procesó al perito informático Diego Lagomarsino, como partícipe necesario por haberle facilitado el arma y a los custodios como encubridores del homicidio por faltar al cumplimiento de sus deberes como funcionarios públicos.
“La hipótesis del suicidio se instaló de mala fe para desviar el curso de la investigación. Estaba convencido de que era un homicidio desde el primer día”, sostuvo Sáenz.
El fiscal mencionó nuevos elementos que surgen de los entrecruzamientos de llamadas y peritajes informáticos. En ese sentido, habló de mensajes de Whatsapp que Lagomarsino borró luego de la muerte del fiscal que según él demuestran que Nisman nunca le pidió un arma, como argumentó su ex colaborador.
Sáenz recordó que el pidió que se imputara a Lagomarsino como partícipe de homicidio en agosto de 2016, pero que eso sucedió recién dos años después.
“Lo que nos dice la nueva pericia es que alrededor de las 7 de la mañana, cuando Nisman estaba muerto, alguien tuvo el teléfono en la mano y lo borró”, dijo.