Este martes, los rescatistas que trabajaron durante dos días en la casa derrumbada de Superí al 200, en la zona norte de Rosario, dieron finalmente con el cuerpo sin vida de Ariel Luis López, el hombre de 52 años que fue sorprendido por el colapso de la vivienda de tres plantas en la que vivía junto a su padre. Una protagonista fundamental en el hallazgo de la víctima fue Yaka, una perra especialmente entrenada para este tipo de tragedias.
Sebastián Cirucich, bombero voluntario de la localidad de Alcorta, contó en El Tres cómo es el trabajo que realiza la perra: “Yaka es un can de venteo, que trabaja libre, sin correa”, explicó.
Acerca de la tarea específica realizada por Yaka en la casa derrumbada de la zona norte de Rosario, describió que “se realizó la búsqueda en toda la zona de derrumbe y la perra se concetró en una zona que llamamos como caliente”.
Puntualmente, Yaka “indicó el lugar en el que estaba la víctima”, señaló el bombero que llegó de la localidad santafesina para colaborar en la búsqueda.
“Estos perros detectan a personas vivas o restos humanos en zonas de difícil acceso, en zonas de catástrofes, detectan las células de las personas”, apuntó.
Sebastián sorprendió al contar que la misma brigada de perros rescatistas que integra Yaka, participó en la tragedia de Salta y Oroño, en la búsqueda de Chiara Páez en Rufino -el cuerpo de la joven fue hallado enterrado en el patio de la casa y ese caso dio origen al movimiento Ni una menos- y también viajaron al sur para cooperar en la recordada desaparición de Santiago Maldonado en un río.