Productos más caros, menos venta. La situación de los supermercados de Rosario no escapa a la escena nacional inflacionaria. Los changuitos ya no se chocan ni se llenan porque sí: ha cambiado el modo de consumo que, desde hace un tiempo, es más medido y racional.
Según describió Sergio Cassinerio, el presidente de la Cámara de Supermercadistas de Rosario, en diálogo con Cada Día (El Tres), los aumentos empezaron en la semana poselectoral, es decir a fines de noviembre del año pasado, y en algunos casos alcanzan ya un 20 por ciento.
El referente del sector reconoció que los incrementos ahora atraviesan “un amesetamiento” pero que las fuertes variaciones de las últimas semanas modificaron la conducta de los consumidores: “La gente ya no avala los cambios de precios y deja de consumir algunos productos o cambia de marca”.
Antes de que se conozca este miércoles el índice oficial de inflación de enero, Cassinerio estimó que “hay una baja del 20 por ciento internual” en el consumo y que uno de los rubros más afectados por la caída son los lácteos, aunque en su caso coincide además con un momento de baja producción lechera.
En relación a cómo los comercios se adaptan a la nueva realidad, explicó que muchos “están aplicando su propia ingeniería” en pos de conseguir acuerdos a través de distintos medios de pago.
Otros efectos visibles de la crisis son la reaparición en las góndolas de las segundas marcas que “volvieron a estar en el radar de la gente” y también el crecimiento del uso de la tarjeta de crédito para pagar las compras.
“Muchos cambian los hábitos de consumo, entonces hay que ver por dónde se va y redistribuir la estrategia”, dijo.