Muchas de las cosas que habitualmente se dicen de lo que sucede en el interior de las cárceles, quedaron claramente expuestas en la comunicación telefónica que logró el programa Radiópolis, de Radio 2, este miércoles por la mañana. Los periodistas Roberto Caferra, Evelin Machain y Agustín Lago lograron hablar, a través de una llamada a un teléfono celular, con un interno de la cárcel de Piñero, el lugar que el fin de semana fue noticia nacional e internacional por la impactante fuga de ocho presos, de los que solo fueron recapturados tres hasta el momento. “En los pasillos de los pabellones ya se corría el rumor de que se iban a escapar”, reconoció.
Javier no es Javier. Así llamaron al preso en la nota, que pidió reservar su identidad “para no sufrir represalias”. La comunicación se estableció a un teléfono celular que el interno tenía en su poder, confirmando que las comunicaciones con el exterior son cosa de todos los días.
“Ahora se está hablando mucho de los celulares adentro de los penales, pero para nosotros es fundamental para el contacto con nuestros familiares, porque no se nos garantiza el derecho de comunicación con nuestros familiares”, explicó el interno.
Después confió que “un teléfono celular hoy cuesta 20 mil pesos en la cárcel” y agregó que “ahora con todo lo que se está hablando van a costar mucho más”.
Javier está preso en el penal de Piñero por un hecho de robo calificado, según indicó. Hace 3 años que está allí adentro y le quedan otro 2 más. “Después del domingo hubo varias requisas; este celular que tengo pasó la requisa”, reconoció el interno.
El condenado hizo un comentario que apunta a cuestiones de base dentro de los penales: “Yo creo que el gobierno debería invertir mucho más en educación y en capacitación laboral dentro del penal”, dijo. Y sentenció que “si vos no le das una posibilidad a los que están acá adentro, salen peor de lo que entraron”.
Los tejidos
“Lo primero que me fijé cuando llegué a Piñero fueron los tejidos, yo pensaba que si mi condena era alta me la iba a jugar. Después fui teniendo trabajos adentro del penal, en la cocina y en otros lugares, y ese pensamiento se me fue”, admitió Javier. Esos tejidos son los que los delincuentes cortaron con una amoladora el domingo pasado para facilitar la histórica fuga.
“Yo creo que todo preso que piensa en una fuga de Piñero, piensa en los tejidos”, ratificó el hombre que está privado de la libertad desde hace tres años.
El interno consideró que “hay posibilidades de escaparse de Piñero sin complicidad interna, yo creo que sí”. Y añadió: “En este caso precisamente creo que no hubo complicidad del Servicio Penitenciario; en otros casos que han sucedido sí, pero esta vez creo que no fue así”.
“Hay muchos chicos que están podridos de estar acá adentro, no quieren volver”, finalizó.
“Yo no sabía precisamente de la fuga del domingo, pero se corría el rumor de que dos pabellones se iban a escapar. Y yo creo que los policías también sabían, aunque no sabían cuándo”, describió Javier.
El preso confesó que “en cada pabellón, en cada módulo, hay un jefe entre los presos. Acá adentro hay que ser bravo pero también hay que ser inteligente”.