Las plataformas de apuestas online encontraron en la población de niños, niñas y adolescentes un foco de usuarios que, por cuestiones madurativas, presentan vulnerabilidades mayores a otras franjas etarias que los predisponen especialmente a adquirir hábitos adictivos, problemas de salud mental, desarreglos económicos y conflictos familiares y sociales. Y a partir de allí comenzó a desarrollarse un problema que hoy se ha esparcido a nivel nacional.

Esta situación motivó la conformación de un grupo de investigación identificado bajo el lema "Apostar no es un juego", conformado por un equipo interdisciplinario de profesionales y docentes egresados de distintas universidades que este domingo presentaron la versión final de un informe en el que indagan sobre esta cuestión.

La idea de llevar a cabo este trabajo surgió a partir de la consulta de docentes de la localidad bonaerense de Chivilcoy. Los educadores veían, como ocurre en escuelas de todo el país, a los alumnos y alumnas apostar durante los recreos e incluso durante las clases. Además, se ha normalizado el hecho de que adolescentes se reúnen fuera del horario escolar y, en lugar de socializar, se dedican a apostar.

Esto llevó a los investigadores a trazar sus primeros lineamientos sobre el tema, aunque al profundizar en la cuestión identificaron que se trata de "un problema mucho más amplio, que afecta de manera transversal a chicos y chicas de todas partes y todas las extracciones sociales y económicas".

En el documento que explica los datos recolectados por el equipo de "Apostar no es un juego" se precisa que, para la elaboración del trabajo, se llevaron a cabo más de 9.000 encuestas entre marzo y julio, con voluntarios de 15 a 29 años de 360 localidades de las 24 provincias.

"Según el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos, el 30% de la población tiene alguna vinculación con las apuestas en Argentina, donde 7 de cada 100 son considerados adictos", apunta el texto.

Y agrega: "Otros estudios internacionales indican que mientras a un adulto le toma 7 años convertir el hábito de apostar en un consumo problemático, a un joven puede tomarle 2 años".

La diputada nacional por Buenos Aires Constanza Alonso, que integró el equipo de investigación, comentó que el estudio del tema representa un paso importante para su "problematización y visibilización".

En diálogo con La Primera de la Tarde (Radio 2), la legisladora de Unión por la Patria repasó algunos de los datos que aporta el informe.

En primer lugar, preocupa el hecho de que "casi la totalidad de los adolescentes y jóvenes (94%) escucharon hablar de apuestas online", mientras que "el 40% apuesta actualmente o apostó recientemente". De estos, 3 de cada 4 dedican hasta dos horas diarias a las plataformas de apuestas que, en su mayoría, son ilegales.

Aislamiento e ilusión de control

Entre quienes no han apostado se destaca la "percepción de aislamiento", una sensación de "quedarse afuera del grupo" o "sentirse un boludo" por no apostar. 

Consultados sobre lo que motiva la pérdida o ganancia en las apuestas, el 60% de los voluntarios respondieron que esto se explica por el azar. Pero 1 de cada 5 consideró que el resultado "depende de sus conocimientos", algo que se aprecia fundamentalmente en las apuestas deportivas.

Esto representa la ilusión de dominar los resultados, que se vincula además con los problemas de salud mental que experimentan los y las jóvenes que apuestan. En este sentido, el informe apunta que "el 30% de los apostadores ha experimentado ansiedad o estrés por el hecho de no haber podido realizar una apuesta".

También destaca el dato de que "la cantidad de varones que apuestan duplica a la de mujeres", mencionó Alonso, y añadió que se encontraron con casos de "chicos de 12 años que tuvieron que ser internados por problemas de adicción a las apuestas".

En vista de este problema, en el Congreso de la Nación se han presentado hasta el momento 27 proyectos de ley que buscan establecer normativas que le pongan un freno a la proliferación de plataformas de apuestas entre los más jóvenes.

Una de las iniciativas apunta a "regular la publicidad", que según el documento se ha vuelto "agresiva e infranqueable" en distintos soportes, entre los que se encuentran: "los principales equipos argentinos de fútbol, los torneos locales e internacionales, jugadores referentes para muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes, influencers, la televisión abierta, la vía pública, las apps de resultados deportivos".

Otros enfoques apuntan a limitar o prohibir el uso de teléfonos celulares en escuelas, o bien a regular directamente las plataformas mediante, por ejemplo, un sistema de filtro basado en los datos biométricos de menores de edad, para que al completar esa validación de identidad se les impida el registro en aplicaciones de apuestas.