El río Paraná mide apenas 60 centímetros a la altura de Rosario, en el marco de una bajante del nivel del agua, que se estima se incrementará y ya genera un paisaje distinto que obliga a andar con cuidado. De 12 a 14 (El Tres) cruzó a las islas entrerrianas embaracado en la lancha taxi del Sapito, quien conoce la zona como la palma de su mano.
La escasa altura del Paraná transforma la postal de la isla. Donde suele estar el río, prima el barro y la arena. La barranca queda expuesta y se pueden advertir distintos colores en sus capas, que van del negro al gris, pasando por tonalidades de marrones. La falta de agua provoca, también, que los muelles queden expuestos como bichos de largas patas colgando. Bancos de arena irrumpen en medio del caudal escaso.
Sapito maniobra la lancha mientras habla con la periodista Almudena Munera. “Pido que se tenga precaución por los bancos de arena que aparecieron, a lo mejor hay un sector en el que pasabas confiado y hoy no”, indica. Más allá de la baja altura del Paraná, asegura que la temporada viene muy bien: “Los paradores están trabajando muy bien, ahora es cuando más se trabaja. Hay que acomodar los muelles, hay que poner el lomo”, agregó.
“La naturaleza es la que manda, no peleés con la naturaleza”, manifestó sobre el comportamiento del río y sus consecuencias y los límites humanos ante esta escena. Sapito advirtió, en este sentido, que los dueños de paradores y ranchos, hacen lo posible por impedir el desmoronamiento de la barranca seca al extremo.
Por último, el conductor apuntó a los riesgos de bañarse en este marco. “Los paradores no son balnearios”, remarcó y consideró que las personas que deseen meterse al río tienen que tomar recaudo.