Un joven rosarino murió de hantavirus el 26 de diciembre pasado tras padecer una semana de fiebre y dolencias diversas. La mamá del muchacho lamentó que no se haya podido contar con un diagnóstico firme de manera más rápida ya que, según preciso, el resultado de los análisis de sangre que confirmaron el virus recién estuvo listo una vez que el muchacho ya había muerto. “No quiero que vuelva a ocurrir”, pidió. Desde Epidemiología de la Municipalidad de Rosario explicaron los alcances de la enfermedad.
Silvina está dolida y enojada. Mientras la ciudad se reactivaba tras los festejos navideños, su hijo de 26 años se desvanecía en terapia intensiva y los médicos recurrían a un respirador para estabilizarlo. La madrugada del 26 de diciembre murió. Una semana antes, había empezado a padecer una fiebre altísima. “Cuando uno va a un hospital o un sanatorio con fiebre te mandan a tu casa con diagnóstico de angina”, lamentó en contacto con Rosario3.
De acuerdo al relato de la mamá, el joven continuó con fiebre alta, inamovible. Después llegaron los temblores y la imposibilidad de mantenerse en pie. Según manifestó, lo atendieron varios profesionales de distintos centros médicos, le indicaron antibióticos, estudios de sangre y placas. El 24 de diciembre fue internado y fue entonces que se contempló, de acuerdo a Silvina, la posibilidad de que estuviera enfermo de hantavirus. La confirmación llegó tarde: el paciente ya había fallecido en medio de graves dificultades para respirar. “Los días previos estaba tan mal que se instaló en casa aunque él vivía con su novia, también tuvimos que contratar a una persona para que hiciera su trabajo, me decía que no le daban la piernas para estar parado”, señaló tristemente.
“Vieja. tené fuerza”. Eso le dijo cuando le avisaron que iban a colocarle un respirador. “Me decía eso pero tenía miedo él, tenía carita de miedo...”, recordó Silvina. “No quiero que nadie más muera por esto, quiero que la gente se cuide, que sepan que esto pasa, que vayas a un hospital o un sanatorio con fiebre muy alta y contemplen la posibilidad de esta enfermedad. Yo no sé si mi hijo se pudo haber salvado, pero es necesario que esto se sepa”, remarcó en un tono conmovedor.
¿Dónde y cómo pudo enfermarse? Consultada al respecto la mamá indicó: “No se conoce el foco todavía, pudo ser cuando fue a pescar a la isla, pudo ser en la playa, pero intuimos que pudo ser cuando fue a pescar a Puerto General San Martín. Cuando volvió contó que había cereal tirado y que era imposible respirar en ese lugar”. Esta conexión que establece Silvina tiene asidero en cuanto que el hantavirus se puede transmitir por inhalación, es decir, cuando se respira en lugares (galpones, huertas, pastizales) donde las heces o la orina de los roedores infectados desprendieron el virus contaminando el ambiente.
Hantavirus
La directora de Epidemiología municipal, Analía Chumpitaz, explicó que hantavirus es una enfermedad viral aguda grave, causada por el virus Hanta. Es trasmitido por los ratones silvestres (principalmente los colilargos) eliminando el virus en la saliva, las heces y la orina. Además de la inhalación, puede transmitirse por contacto directo, mordedura del roedor o estando muy cerca de un enfermo. “En Rosario tenemos un promedio muy bajo de dos o tres casos por año”, indicó y advirtió que a pesar de la baja incidencia tiene una mortalidad muy elevada y eso es lo preocupante: “Mientras que en la leptospirosis es de un 15, en el hantavirus es del 50 por ciento”.
“Lo más difícil es encontrar el foco”, apuntó la profesional, es decir, el lugar donde se transfirió la enfermedad. Es que, según mencionó, el mecanismo de contagio es bastante particular: “El hantavirus se transmite en seco, cuando por ejemplo, vamos a un galpón o a un altillo que ha estado cerrado, y el ratón orinó y defecó ahí, podemos respirar el virus. O por ejemplo, si dormimos en el suelo. Se respiran las partículas y el riesgo está en aspirarlas”, precisó.
Chumpitaz confirmó que la enfermedad no tiene un tratamiento médico específico y consideró que esta ausencia complica la atención de los pacientes y con ello, los resultados. “Si hubiera un tratamiento la posibilidad de cura sería mayor”, subrayó e hizo hincapié es esta recomendación: “Lo más importante es cuando se tiene fiebre y dolores tengo que consultar sí o sí a un médico porque hay que entender que la fiebre es un mecanismo de defensa, que algo está sucediendo”.
Recomendaciones del Ministerio de Salud de la Nación
En Argentina se han identificado cuatro regiones endémicas: Norte (Salta, Jujuy), Centro (Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos), Noreste (Misiones) y Sur (Neuquén, Río Negro y Chubut). Para prevenir esta enfermedad, en estas zonas es importante:
Evitar la convivencia con roedores y el contacto con sus secreciones.
Evitar que los roedores entren o hagan nidos en las viviendas.
Tapar orificios en puertas, paredes y cañerías.
Realizar la limpieza (pisos, paredes, puertas, mesas, cajones y alacenas) con una parte de lavandina cada nueve de agua (dejar 30 minutos y luego enjuagar). Humedecer el piso antes de barrer para no levantar polvo.
Colocar huertas y leña a más de 30 metros de las viviendas, cortar pastos y malezas hasta un radio de 30 metros alrededor del domicilio.
Ventilar por lo menos 30 minutos antes de entrar a lugares que hayan estado cerrados (viviendas, galpones). Cubrirse la boca y la nariz con un barbijo N95 antes de ingresar.
Al acampar hacerlo lejos de maleza y basurales, no dormir directamente sobre el suelo y consumir agua potable.
Si se encuentra un roedor vivo: no tocarlo y consultar en el municipio.
Si se encuentra un roedor muerto: rociarlo con lavandina junto con todo lo que haya podido estar en contacto y esperar un mínimo de 30 minutos. Luego recogerlo usando guantes y enterrarlo a más de 30 cm de profundidad o quemarlo.
Las personas que presenten síntomas de la enfermedad deben concurrir rápidamente a un establecimiento de salud para la consulta y evitar el contacto estrecho con otras personas.
Para más información, llamar al 0800 222 1002.
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