Bajo la consigna de "Memoria sí", la ciudad respiró una multiplicidad de expresiones a lo largo de la tarde de este domingo soleado en que se conmemoró el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Los vecinos y militantes se arrimaron desde todos los barrios y de otras ciudades para dar el presente. Cerca de las tres de la tarde, los grupos se congregaron alrededor de plaza San Martín para encolumnarse de cara al comienzo de la marcha, y en el centro, artistas dibujaban en los cachetes de chicos y no tan chicos una serie de pañuelos blancos, insignia de las Abuelas de Plaza de Mayo.
El primer cartel de miles que aparece es el de “Justicia por Jimi”, en reclamo por Altamirano, el joven músico, un caso de homicidio emblemático del último tiempo en la ciudad. Los reclamos por la democracia actual se van a suceder a lo largo de la marcha, muy en simultáneo con aquellos reclamos históricos de un "Nunca más", y las figuras de los desaparecidos se mezclarán con los que estamos, para no olvidarlos. “Sin memoria, no hay futuro”, rezaba un segundo cartel que llevaba una joven de mechas violetas.
En la esquina de Dorrego y Santa Fe, donde comienza a avanzar la marcha, decenas de carteles con las fotos y los nombres de los rosarinos desaparecidos fueron dispuestos sobre el pasto, para luego ser llevados en alto por miembros del Espacio Juicio y Castigo. A su alrededor, quien pasaba se detenía con respeto a observar sus caras, leer sus nombres, preguntarse quiénes fueron y dónde están. Entre la gente, una mujer con su hijo de unos cinco años se detuvieron. “¿Quiénes son?”, le preguntó el pequeño a su madre. “La gente que desapareció”, le respondió ella.
Son muchos los adolescentes llevando carteles con nombres de rosarinos desaparecidos, y madres y niñas con el pañuelo verde y el violeta de Ni una menos. Dos militantes buscan a la gente de su columna con carteles de letras negras grandes que aseguran “Por tener memoria estoy aquí” y “El pueblo no se olvida”.
Las batucadas sonaban fuerte en la caravana pronta a salir. Ese organismo vivo que late conciencia social en varios tramos que avanzan detrás de Hijos, y de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. Ellas marcharon arropadas de banderas con los esténciles de fotos de cada uno de los detenidos desaparecidos rosarinos. A lo largo de la marcha, el canto “el pueblo las abraza” volvía a aparecer con gratitud intergeneracional.
Si bien la marcha comenzó con bastante puntualidad, fueron tantos los rosarinos que se acercaron a lo largo de la tarde que, dos horas después, las columnas seguían saliendo desde la plaza San Martín hacia el acto en el parque a la Bandera. Desde la mesa organizadora se calculó unas 30 cuadras de personas, “a razón de tres personas por metro cuadrado, serán unas 90 mil las personas que asistieron”, estimó Mario López, de Espacio Juicio y Castigo.
Entre los reclamos más hondos del presente se escuchó “¿Dónde está Tehuel?”. Un cuestionamiento que sonó con megáfonos desde la militancia LGTBIQ, en reclamo por el joven que fue a una entrevista de trabajo y fue desaparecido el 11 de marzo de 2021. Se manifestaban con banderas que indicaban “Fueron 30.400” en recordatorio de las personas desaparecidas de su comunidad, que recientemente recibieron la reparación histórica por parte de la Provincia.
Entre los carteles se repetía el lema de 30 mil razones, “en el marco del negacionismo instalado desde el Gobierno nacional, que no pierde oportunidad de reducir el número de desaparecidos al de la Conadep", explicó López.
En una jornada dominical de un sol pleno, a cada cuadra se observaron familias enteras con botellitas de agua y abanicos, pañuelos, gorros y lentes que frenaban el agobio de la temperatura. Nada que amedrentara el paso firme de las masas.
Una joven llevaba a su nena de tres años colgando en un costado, con una bandera argentina al cuello, y un escudo en la remera, y parecía que se hizo presente la madre patria. Otra chica se agachó para que le hicieran una foto con un cartel en su espalda que decía: “Los que piden la historia completa que digan dónde están los pibes que se robaron”. Otras pancartas rezaban: "Memoria sí", "No olvidar, siempre resistir".
Detrás de las Madres y Abuelas estaban las nuevas generaciones: los hijos de miembros de Hijos, que desde hace unos años militan con su generación de Nietes, y esta vez elevaron el cartel grande de letras verdes con varias consignas en pañuelos colgantes. También marcharon los centros de estudiantes. Hay futuro.
Cassandra Gabay tiene cuatro meses de vida. Es su primera marcha, y sus papás David y Silvana compartieron con Rosario3 su emoción por marchar junto a ella cuando llegaban. "Es la primera de miles", agregaron.
Disruptiva entre las columnas de jóvenes, flameaba una bandera completamente negra que emulaba la de Argentina con los pliegos y el sol en el medio. “Es parte de mi muestra de arte ‘La memoria también es la sombra de los párpados'”, explicó Joaquines, su autor, artista plástico que la llevaba en alto; y agregó que en su muestra, en la galería Gabelich, también hay “un Ford Falcon fantasmal”.
A lo largo de la marcha por calle San Lorenzo se escuchaban los nombres de cada detenido desaparecido y la respuesta replicante de “presente, ahora y siempre”. Y fueron varias las expresiones plasmadas en el pavimento, que en forma de un sello circular y en letras grandes (para que se leyera desde los helicópteros militares) manifestaban contra las decisiones de seguridad tomadas en las últimas semanas por los tres niveles del Estado. La frase “Fuera militares de Rosario” contorneaban un pañuelo y una Pocho-hormiga en su centro.
No se vieron efectivos de Fuerzas Armadas ni de otras federales a lo largo de la marcha, y las calles fueron, por este rato, de su gente nuevamente. La observación es coincidente con la de organizadores, que detallaron: "Hubo varios agentes en algunas esquinas, y por Santa Fe y Dorrego, dos móviles, dos motos y una docena de agentes mínimos".
Al llegar a la esquina de Laprida, la marcha hizo el giro hacia la plaza 25 de Mayo. Allí esperaban varios vecinos, que sonrieron complacidos y acompañaron a las primeras columnas. Restaba rodear la histórica plaza de la Ronda de Madres, para cerrar la marcha en el Parque a la Bandera con música y proclama.
El único desaparecido de Somisa, presente
En la plaza 25 de Mayo, mientras veía pasar centenares de personas, un hombre consultó a una señora por su remera que indicaba el nombre de Ricardo Corelli, un delegado de la fábrica metalúrgica Somisa de San Nicolás, desaparecido. En el reverso de la remera, una frase acompañaba: “Sembrando memoria, cosecharemos justicia”.
El hombre le contó que él es nicoleño y que trabajó en Somisa también, pero claro, no fue en épocas de Dictadura. La mujer que lleva la remera es la hermana de Ricardo Corelli. Se llama Marisa, y contó a Rosario3 que Ricardo tenía 30 años cuando el 24 de marzo de 1976, en la noche que se declaró el estado de sitio, fue desaparecido. Ya lo tenían fichado junto a otros delegados, porque lo habían detenido en el '75 durante una semana. Pero esta vez no volvió: nunca se supo más nada de él, ni hubo juicios por su caso.
“Recuerdo ese momento que entraron en mi casa a buscarlo, yo tenía 20 años. Éramos muy compinches con mi hermano, aunque nos lleváramos 10 años. Estudió Ingeniería en la UTN de San Nicolás, y era delegado de la UOM y montonero, y también era rugbier, como muchos de ese deporte que desaparecieron”, relató Marisa.
Pero según entiende, el caso de su hermano es el único de los detenidos de Somisa que fue desaparecido. Ella se vino a estudiar en Rosario, y aquí formó su familia y se quedó. Pero atestiguó como querellante en la causa del Villazo que comenzó en diciembre pasado, “para dejar asentada la historia de Ricardo”. Quién dice algún día la Justicia tome cartas sobre su paradero.
Cierre de jornada con una proclama por el presente y el futuro
Bajo un sol pleno y con el río calmo de fondo, entre mates y tortas fritas, quienes arribaban al Parque a la Bandera esperaban la llegada de columnas de los gremios, y a las 17 comenzaron a sonar las bandas antes de la lectura de la proclama: "No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos. 30 mil voces, razones, presencias".
A medida que arribaban, los grupos buscaban amparo del sol a la sombra de los árboles, a la espera del comienzo del acto, mientras se escuchaban las adhesiones de organizaciones sociales. Y luego en el escenario de espalda al río, frente al Monumento a la Bandera, sonaron las bandas.
En la proclama leída al caer la tarde, organizadores de la marcha desde la mesa intersectorial leyeron: “Tratarán de silenciarnos, aterrorizarnos, disciplinarnos, porque siempre han recurrido a la represión. Lo hemos vivido en nuestra ciudad con la detención de militantes que pintaban consignas, con dos jóvenes que trabajan de cartoneros. Con las fuerzas represivas en el transporte, requisando e intimidando a laburantes y estudiantes”.
En otro fragmento, repudiaron el ataque a una militante de la organización Hijos: “Fue atada, golpeada, abusada sexualmente y amenazada de muerte al mejor estilo de los grupos que operaban en tiempos de un Estado terrorista que ocupó largo tiempo este país. Llamamos a resistir en unidad para que esto no sea el comienzo de una escalada donde seamos blanco de estos hechos de violencia, fogoneados desde el gobierno y adjudicado por La Libertad Avanza. Exigimos el total esclarecimientos del hecho y castigo a los autores”.
Y en torno a la seguridad en la ciudad, dedicaron también palabras de preocupación: “Vemos cómo se fue incrementando desde las balaceras a ejecutar a trabajadores, como mensajes mafiosos hacia el gobierno provincial y la sociedad por parte de los personeros de este negocio que propaga muerte, en un enfrentamiento sin fin. Y un Estado que no ataca el lavado, la especulación y complicidad de otros sectores”.