En la mañana de este lunes cientos de ancianos comenzaron su peregrinar rumbos a los bancos para percibir sus haberes. Desde temprano, comenzaron a llegar los primeros abuelos y abuelas para esperar la apertura de las puertas, pero la fila rápidamente comenzó a ser cada vez más larga.
No es la primera vez que ocurre, sus testimonios indican que casi es habitual. "Todos los meses lo mismo". Sin embargo, esta vez es diferente porque el marco así lo amerita. Las restricciones por la propagación del coronavirus y el hecho de pertenecer al grupo de mayor riesgo, los pone en un lugar de peligro.
La esquina de San Lorenzo y Sarmiento o toda la extensión de la zona bancaria de calle Santa Fe mostraban el mismo escenario, interminables filas y las quejas de que "por seguridad" el ingreso al banco era por grupos de 10 o 15 personas. El resto esperaba afuera.
"La gente no tendría que estar amontonada, estamos tratando de manejar la situación de la mejor manera posible", dijo un guardia de una de las entidades bancarias.
Parados durante cuatro o cinco horas, sin poder ir al baño, muchos con dificultades motrices, aguardan a que el número que les tocó sea el próximo.
Incluso, había dudas respecto de que a las 14, cuando cerraran las puertas de los bancos, hubieran podido ser atendido todos los que aguardan su turno en las veredas.
En ese sentido, el intendente de la ciudad, Pablo Javkin, indicó sobre el Banco Municipal: "Hemos implementado un horario de atención especial, durante la primera hora y media, destinada a mayores de 65 años".
Sin embargo, se espera alguna medida a nivel nacional que permita ordenar y establecer un patrón de cobro que beneficie a las personas de mayor riesgo.