Una vez más 30 de diciembre. Hace 15 años atrás, 194 jóvenes perdieron la vida en el incendio del boliche Cromañón, del barrio Once, en medio de un recital de la banda Callejeros. Un antes y un después para el país entero, un día imborrable para los que sobrevivieron al fuego. Una de ellos es Ayelén Stroker, quien estuvo ahí y se salvó. Hoy canaliza todas las construcciones afectivas e intelectuales que generó desde la tragedia, a través de Esquina Libertad, la cooperativa de artes gráficas que fundó en 2011 donde brinda talleres para personas en situación de encierro y tareas a quienes fueron liberadas.
En diálogo con el programa A Diario (Radio 2), Ayelén compartió su mirada de lo vivido en la mitad de su joven vida: “Me salvó una cadena de solidaridades de pibas y pibes que hicieron que esto no fuera peor. Fui testigo de la puerta de emergencia cerrada, quise salir por ahí y quedé debajo de una avalancha de personas”, comenzó. Esos eslabones de los que habla fueron “un pibe que dijo que yo estaba viva, una piba que vio la luz de los bomberos, otro chico que afuera estuvo conmigo y me dio vuelta para que no me intoxique con mi propia saliva porque no me podía mover, los pibes que hicieron camillas y nos llevaron para la zona de ambulancias que no accedían a donde estábamos nosotros”, enumeró y remarcó: “Yo aparecí en terapia intensiva del hospital Italiano, rescato esa solidaridad, muchos de ellos dejaron su vida para entrar y sacar gente”.
“Salimos adelante por la solidaridad de los otros”, subrayó y continuó: “Vivimos la desidia estatal en todas sus medidas, yo tenía 15 años y me arrebataton la juventud y por eso tratamos de construir una memoria colectiva”, manifestó. En ese sentido, observó: “Hubo ausencia del Estado, un colapso de la asistencia médica, no daban abasto”, mencionó sobre el momento en sí. Pero hay más: “Estamos acostumbrados a una lógica de corrupción para funcionar y como sobrevivientes tratamos de visibilizar eso y construir conciencia dentro del rock. Hoy sigue sucediendo, esa forma en la que funciona el Estado se cobra la vida de la gente”.
Pasaron 15 años pero “Cromañon está siempre”, reveló y confió: “Pesa más porque es inevitable hacer un balance, seguir viendo las caras de los pibes y sus madres”. Más allá del dolor que le cruzó la vida, Ayelén pudo reconstruirse en la mujer que es hoy: “Cromañon me determinó de por vida, tuve que hacer un proceso para vivir eso y muchas de las cosas que hago tienen que ver con ese proceso”.
Por último, sostuvo: “Yo no perdono, me sigue doliendo. Nos queda una cuota pendiente de Justicia, por eso estamos en la calle y buscamos construir conciencia”, terminó.