Una sala de conciertos cerca de Moscú se convirtió en el escenario de un ataque terrorista el viernes por la noche. La masacre dejó más de 130 muertos, incluidos niños, y es uno de los peores ataques terroristas en la historia moderna de Rusia.
Según las últimas estimaciones, al menos 133 personas murieron y decenas resultaron heridas en el tiroteo y el posterior incendio cometido por un grupo de hombres armados que irrumpieron en el Crocus Hall, un espacio ubicado en las afueras de la capital rusa.
Según los primeros datos que maneja el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), el ataque fue cuidadosamente planeado y diseñado para maximizar el número de víctimas.
Once personas, entre ellas cuatro terroristas que participaron directamente en el tiroteo mortal, fueron detenidas, según informó el sábado el FSB en un comunicado.
Según el servicio de seguridad, las armas utilizadas en el ataque estaban previamente guardadas en un escondite. El Comité de Investigación de Rusia también confirmó que cuatro sospechosos de haber sido los autores materiales del ataque fueron detenidos en la región de Bryansk, “no lejos de la frontera con Ucrania”.
Según el comité de investigación, hasta el sábado por la tarde el número de muertos en el ataque había aumentado a al menos 133 personas, entre ellas tres niños, ya que habían aparecido más cadáveres entre los escombros. El Ministerio de Salud de la región de Moscú dijo que al menos 121 personas resultaron heridas y 107 requirieron hospitalización. Los servicios de emergencia continuaban trabajando en el lugar.
El presidente ruso Vladimir Putin dijo que todos los responsables de la tragedia “serán castigados”. Y aseguró que “todos los atacantes involucrados han sido arrestados y las fuerzas de seguridad están haciendo todo lo posible para proteger a los ciudadanos rusos contra nuevos asesinatos en masa”.
“Lo principal ahora es impedir que quienes están detrás de este baño de sangre cometan otro delito”, afirmó en su discurso.
RT publicó imágenes que, según ese medio vinculado con los intereses del Kremlin, corresponden al interrogatorio de uno de los sospechosos. El presunto terrorista dijo que participó de la masacre después de que le ofrecieran 500 mil rublos (5.400 dólares). El sospechoso también afirmó que sus responsables le habían indicado dónde debía realizarse el ataque. Dijo que le ordenaron "matar gente allí... no importa quién". Y afirmó que el acto terrorista fue organizado en Telegram con un desconocido que proporcionó armas, siempre según las imágenes difundidas.
En tanto en Rusia no admiten la autoría del Isis- k (Estado islámico del gran Jorasán). La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores María Zajárova "el entorno informativo y político de Estados Unidos pretendió vincular a los autores del atentado terrorista en Crocus City Hall con la organización terrorista Isis (autodenominado Estado Islámico, prohibido en Rusia y otros países), mientras estos se disponían a huir a Ucrania”.