Este sábado por la mañana, frío pero soleado, el cuerpo de Hermes Juan Binner fue despedido con emoción, lágrimas y rosas rojas en la puerta de la sala velatoria de Casilda, ciudad distante 60 kilómetros de Rosario, en la que el ex gobernador falleció este viernes. Se organizaba una caravana de vehículos a modo de cortejo fúnebre, que acompañaba a los restos de Binner hasta el cruce de la ruta 26 y la autopista a Córdoba. El destino final es el crematorio de la ciudad de San Lorenzo.
Este sábado, en el programa Esto se baila así (Radio 2), el periodista Juan Cruz Funes describió la emoción y la congoja que se vivía en la puerta de la sala velatoria del centro de Casilda, a solo una cuadro de las tradicionales cuatro plazas de esa ciudad.
El velatorio fue estrictamente íntimo por las normas vigentes del distanciamiento social por la pandemia del coronavirus. Solo su familia y sus allegados más íntimos pudieron entrar al recinto.
Apenas pasadas las 11, el cuerpo de Binner fue sacado a la calle entre aplausos y lágrimas de tristeza, emoción y agradecimiento al inolvidable político, considerado padre de la salud pública de Rosario y la provincia de Santa Fe.
El momento más emocionante llegó cuando los encargados del sepelio permitieron que los presentes depositaran rosas rojas, el símbolo característico del Partido Socialista, sobre el féretro.
Afuera de la sala cortaron el tránsito y colocaron vallas para que la gente pudiera acercarse lo máximo posible al cuerpo de quien fuera el primer gobernador socialista de Argentina.
Entre los presentes se encontraban Rubén Galassi, Marcos Escajadillo, su amigo y compañero Juan Carlos Zabalza y el diputado socialista Enrique Estévez.
El cuerpo de Hermes Binner iba a ser cremado en la ciudad de San Lorenzo, tal fue su voluntad y la de su familia.
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