Nunca dudó en ponerse en riesgo, nunca se le ocurrió otra posibilidad que arrojarse al mar embravecido y salvarlo. Cueste lo que cueste. La joven rosarina que rescató a un niño en Palma de Mallorca brindó detalles sobre una experiencia inolvidable en la que se conectó afectivamente con esta criatura, en un punto de máxima intimidad, al borde de la muerte. “Pensé que no me ibas sacar porque soy negro”, le dijo el chico apenas pudo llegar a su lado, frase que la conmovió en extremo y la llevó a replantearse la forma en la que vivimos.
Macarena Cabrujo tiene 25 años. Desde Rosario viajó a Palma de Mallorca, España, en donde trabaja como guardavidas. El sábado pasado, cuando disfrutaba de un nuevo atardecer sobre el mar advirtió que pasaba algo. Se acercó a un grupo de personas y con ellos llegó a la conclusión de que alguien se estaba ahogando. Macarena gritaba pidiendo ayuda pero nadie le hacía caso, entonces no esperó más y se arrojó al agua. “Desde el momento en que me saqué los pantalones sabía dónde me metía, no tenía ningún elemento de flotabilidad”, sostuvo en diálogo con A Diario (Radio 2).
Mientras nadaba mar adentro, logró divisar que dos personas salían del agua, pero a unos 5 metros estaba él: un niñito pequeño que luchaba por mantenerse a flote. “Era un nene hermoso, le grité que aguantara, que lo iba a sacar”, contó. “Yo lo acompañé en el último tramo pero él la peleó solo con sus 10 años. Yo le decía «Aguantáme que ya vamos a salir juntos» pero se fondea cuando me ve, como que cedió. Entonces me meto y lo saco, lo remolco hasta la primera boya que veo, quería chequear cómo estaba. Logré agarrarme con un solo dedo en uno de los agujeros”, continuó.
“Con el nene en brazos empiezo a tranquilizarlo, miro a la playa y no había nadie, el 112 –emergencia–no había llegado. Me mira y me dice «Pensé que no me ibas a sacar porque soy negro». Si un nene de 10 años tiene eso en mente es muy triste como sociedad. Y yo le dije «Sos hermoso, vine a sacarte a vos» pero yo sabía que había pocas posibilidades”, remarcó y precisó que el chico era de Senegal.
Durante un tiempo, Macarena lo mantuvo entre sus brazos, momento en que lo consolaba e intentaba orientarlo: “Él me preguntaba si estaba vivo o si estábamos en el cielo. Así que lo llené de besos y le dije que íbamos a salir de ahí”, relató. “Ni en pedo lo iba a soltar, no había ninguna posibilidad de que lo abandone. Pero los dos nos cuidamos mutuamente, este nene es un ángel”, agregó emocionada.
Después llegó un barco de rescate. “Se quedaba lejos y nos tiraron una rosca sin cabo porque el mar estaba muy picado. Yo les gritaba que nos sacaran, me cagué en las patas”, se sinceró esta mujer que, una vez que obtuvo asistencia, sacó al niño del mar. “Los dos estuvimos abrazados un rato, era como un bebé, lo vivimos a todo como algo muy de los dos”, describió sobre este vínculo único que pudo establecer con la criatura.