Este viernes 25 de octubre por la mañana se llevó adelante el último encuentro del ciclo de formación sobre “Acompañamiento en situaciones de violencia de género”, iniciativa que cuenta con el financiamiento de ONU Mujeres y está dirigida a 30 mujeres referentes que desempeñan diversos roles de cuidado en organizaciones estatales y comunitarias del barrio Ludueña, ubicado en el distrito Noroeste.
La propuesta busca trabajar simultáneamente en dos ámbitos: el fortalecimiento y reconocimiento de las organizaciones comunitarias de los barrios seleccionados y, a su vez, en la mejora de las políticas públicas que buscan incidir en los cuidados comunitarios.
Las capacitaciones forman parte del Proyecto Cuidados Comunitarios en la ciudad de Rosario, apoyado por la Asociación Civil Lola Mora y ONU Mujeres, en coordinación con la Secretaría de Igualdad, Género y Derechos Humanos municipal, que desarrolla un conjunto de líneas de acción con el objetivo de consolidar las tramas de cuidados a partir del fortalecimiento de las redes barriales y el reconocimiento de las mujeres cuidadoras en el territorio.
Jorgelina Ocampo pertenece a la organización Desde el Pie. Trabaja y recorre incansablemente el territorio de Ludueña desde el año 2001. Oriunda de Casiano Casas, llegó al barrio hace 23 años y no se quiso ir nunca más: “Esta es mi esencia, este es mi proyecto de vida, esto es lo que soy. A este mundo, a este barrio yo vine a luchar, a acompañar a las mujeres y no dejarlas solas”.
“Es estar, acompañar y escuchar. Y hacerles saber que nunca van a estar solas”. Ocampo se siente orgullosa y agradecida con su espacio. En Desde el Pie son más de 20 mujeres que a diario brindan herramientas a mujeres, niños y adolescentes que viven situaciones de violencia, y que a través de talleres y capacitaciones (cerámica, tejido, mosaiquismo y biodanza), ponen en juego la palabra y el cuerpo en movimiento con el fin de “liberar el dolor”.
La Hormigonera es una institución con trayectoria en Ludueña. Allí, en la cocina, en el espacio de infancias y en el de acompañamiento, Yamila dice presente. “Participar me hace sentir muy fortalecida. Acá pude armar vínculos con chicas que trabajan en el distrito y eso nos hace sentirnos más fuertes y más capacitadas para poder ayudar”.
Yamila Giménez tiene 33 años y su trabajo en La Hormigonera cambió su vida por completo. “Encontré un lugar donde puedo ser yo, donde no me dicen cómo tengo que ser, donde me siento libre”. Y desde ese lugar asegura que pudo ayudar a un “montón de personas”.
El ciclo de capacitaciones no sólo legitimó los saberes y trayectorias comunitarias de estas mujeres, sino que aportó nuevas herramientas para el acompañamiento y el abordaje de las violencias. En ese marco, Jorgelina destaca que este tipo de encuentros les permite hacer un retrabajo de sus prácticas ya que “todo lo que fui aprendiendo en estos encuentros lo compartí con las mujeres de mi organización. No sólo nos facilitan herramientas, sino que nos dan confianza para seguir trabajando”.
Intentando ayudar, Yamila relata que previo a las capacitaciones y ante situaciones de violencia de género “automáticamente me las llevaba a mi casa. Hoy por hoy, ya conozco más y puedo llamar a una compañera”. Y asegura que gracias a estas instancias conoce los circuitos que resguardan su seguridad y la de las víctimas.
Ocampo, referenta de “Desde el pie”, apuesta con firmeza al fortalecimiento de la red de mujeres. Confiesa con sonrisa valiente y memoriosa que desde Ludueña no conocen otro modo. “Huellas del Padre Montaldo”, expresa con cierta nostalgia. Y asegura que si las mujeres “nos unimos en la lucha, nadie nos va a quitar nada de lo que hemos conquistado. Pero hay que defenderlo trabajando todas juntas. En un escenario en donde vemos amenazados nuestros derechos, espero que estos talleres no se terminen, se puedan replicar en otros barrios para poder seguir acompañando”.
Formar a formadoras líderes del territorio
El proyecto Cuidados Comunitarios también se viene desarrollando junto a otras 30 mujeres referentes de 25 organizaciones pertenecientes al barrio Empalme Graneros, quienes participan activamente de los encuentros formativos y cuya propuesta programática responde a inquietudes y demandas específicas de ese territorio tales como salud sexual y reproductiva, acompañamiento a las infancias que están experimentando situaciones de violencia dentro de sus hogares y situaciones de violencia de género. .
En ese marco, Gabriela Costagliola, representante de la Asociación Lola Mora, organización feminista con más de 30 años de trayectoria, explicó que el proyecto Cuidados Comunitarios tiene diferentes componentes en múltiples provincias de Argentina y que en Rosario vienen trabajando desde el 2023. “Primero realizamos una investigación de espacios comunitarios para conocer un poco más sobre el rol de las mujeres y en esta segunda etapa estamos trabajando en acciones de fortalecimiento de espacios de cuidados comunitarios, de mujeres cuidadoras y también de tramas de cuidados en los territorios”.
Una idea fuerza que remarcan desde la asociación es la necesidad de avanzar hacia un sistema integral de cuidados que valorice la dimensión comunitaria y reconozca el trabajo de las personas cuidadoras; resultan clave los espacios participativos que habilitan la incidencia de las personas cuidadoras en la toma de decisiones sobre políticas públicas, de forma que puedan expresar sus demandas y visibilizar su trabajo.
El ciclo de capacitaciones tiene como eje principal “formar a formadoras”, es decir, fortalecer las capacidades y herramientas de las personas que colaboran, acompañan o coordinan espacios de trabajo comunitario y que tienen por ende la posibilidad de replicar o compartir esa formación. Las temáticas principales abordadas son: salud sexual y reproductiva, acompañamiento ante situaciones de violencia de género, masculinidades y resolución de conflictos y prevención de las violencias.