El caso del turista que consumió un hongo en Santa Rosa de Calamuchita y hoy pelea por su vida despertó múltiples interrogantes. ¿Qué es? ¿Cómo diferenciar los hongos comestibles de los que son venenosos?
El Amanita phalloides crece en bosques de pinos y roble y es común hallarlo en varios sectores de las sierras de Córdoba. Tiene un color blanco o amarillento, con un sombrero de unos 10 centímetros de diámetro. Muy similar a los que uno compra en la verdulería.
El doctor Alexis Benatti, médico toxicólogo, explicó que se trata de un hongo que produce un cuadro tóxico hepático fulminante, con alteración de las enzimas, que lleva también a insuficiencia renal, con lo que el desenlace muchas veces no es el mejor.
“Son hongos que dan sintomatología clínica tardía, luego de 6 o 12 horas aparecen, con lo cual cuando uno quiere hacer algún tratamiento de rescate hace que se vayan perdiendo posibilidades de mejoría”, indicó el doctor Benatti en el programa A Diario (Radio 2).
Y agregó: Hay una variedad inmensa de hongos, muchas especies, lamentablemente este señor tuvo la mala suerte de encontrarse con un Amanita phalloides, uno de los hongos más tóxicos que tenemos”.
El consumo genera una insuficiencia hepática y cuando no se actúa rápidamente, o cuando no se llega a hacer un trasplante hepático, puede terminar con la muerte.
“Muchas veces este tipo de hongos son consumidos por personas jóvenes buscando algún efecto alucinógeno, probablemente este señor se lo haya confundido con estos que son comestibles”, amplió el médico.
Finalmente, el doctor prefirió desalentar la idea de intentar distinguir los comestibles de los venenosos por cuenta del consumidor: “Son difíciles de diferenciar. Yo recomiendo que solo coman los que encuentran en las verdulerías y que aquellos que se levantan del suelo no los consuman”.