La degradación del arroyo Ludueña, que se hace evidente y se concentra en la desembocadura de la zona norte de Rosario, originó un doble pedido del Concejo al gobierno municipal. En primer lugar, para ampliar los parámetros con los que se mide la contaminación del agua ya que los estudios advierten problemas graves pero no son concluyentes y explicar cuál es el plan de saneamiento de la desembocadura. El segundo ítem es bien puntual: ¿dónde está y qué pasó con el “Sabalito Barredor”, barco municipal pensado para limpiar la basura?
“Es urgente actuar con la seriedad que requiere la situación”, dijo el concejal de Ciudad Futura Julián Ferrero, autor de las iniciativas, quien alertó: “El estado en el que se encuentra el Ludueña es una descripción gráfica de la desidia del municipio”.
“Pareciera que con la cantidad de crisis que vive Rosario, esta situación puede ser algo más a lo que se le puede dar tiempo y esperar, y la verdad es que no. Los problemas socioambientales dejaron de ser problemas del futuro para convertirse en problemas del presente”, explicó el presidente de la Comisión de Ecología del cuerpo local.
La propuesta del edil de Ciudad Futura retoma discusiones que el cuerpo legislativo de la ciudad venía llevando adelante años anteriores. Ya en 2022 un estudio realizado por el Centro de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR aseguraba que en sus aguas hay altos valores de carga inorgánica –proveniente de desagües cloacales y residuos industriales– que causan olores y contaminación denunciada por vecinos de la zona.
Además, el concejal pidió incorporar nuevos parámetros a los análisis que el municipio usa para medir y monitorear la contaminación del Ludueña, ya que los informes elevados –aunque señalan graves problemas– no son concluyentes.
Estudios registran “desmejoría” del agua
Según el expediente aprobado, el último informe de la calidad del agua elevado al cuerpo en febrero pasado analiza muestras desde octubre a diciembre de 2022 y de febrero a agosto de 2023 y detectó “una desmejoría de algunos parámetro al compararlo con el primer informe”.
Señala que se “evidencia las concentraciones de coliformes fecales por las que se puede inferir el vertido de aguas residuales domésticas y cloacales cercanas al comienzo del entubamiento y finalización de dicho entubamiento del arroyo”.
Si bien los técnicos no pueden “inferir una conclusión del arroyo Ludueña” sí piden “prestar atención y continuar monitoreando” ante la gravedad de la situación ambiental que se encuentra en evidente y progresivo deterioro, cita el proyecto aprobado.
“Del mismo modo, reafirma los hechos que denunciaron las vecinas y vecinos respecto a la compleja situación que viven, y la necesaria y urgente realización de tareas que remedien este avance”, agrega.
Audiencia pública
Ferrero replicó una solicitud de organizaciones y vecinos de la ciudad en la Comisión de Ecología y reclamo que el Concejo realice una audiencia pública sobre el estado del arroyo Ludueña. “Es una instancia fundamental para que la política le rinda cuentas a la sociedad”, explicó.
“El deterioro del Ludeña es complejo. Es un problema de Rosario y de otras diez localidades. La audiencia pública es una manera de llamar a un encuentro a todos los representantes, funcionarios y responsables de las localidades y la provincia para que compartan su diagnóstico y puedan explicar qué van a hacer para abordar la problemática”, agregó.
Qué fue de ti, Sabalito
El primer proyecto que se aprobó está vinculado al hundimiento del Sabalito Barredor. Una embarcación donada a la Municipalidad por un grupo de empresas asentadas a la vera de la desembocadura del arroyo. “Ni siquiera lo compraron, lo anunciaron con bombos y platillos, nunca lo usaron y se terminó hundiendo amarrado a un poste”, denunció Ferrero.
El Sabalito Barredor fue anunciado el 4 de julio de 2019. Su tarea era llevar adelante la limpieza del basural flotante que se conforma en el Ludueña.
En enero de 2024, se reflotó y la Municipalidad anunció que su destino sería evaluado. Luciano Marelli, secretario de Ambiente y Espacio Público, dijo que el plan es “llevarlo a un taller para verificar el daño que tiene y evaluar si es conveniente volver a depositarlo”.
En ese momento, desde la Intersectorial por el Ludueña reclamaron una evaluación más profunda sobre la contaminación del arroyo y no quedarse en la anécdota del dispositivo fallido: “No necesitamos más ni mejores Sabalitos, no queremos más parches. Necesitamos soluciones de fondo y más participación ciudadana en la toma de decisiones”.
Lo cierto, señaló Ferraro en su proyecto aprobado por el Concejo, es que desde el hundimiento del Sabalito “no se ha establecido ningún plan de saneamiento de la desembocadura”.