Alina Manrique Cedeño es jefa de redacción en TC Televisión de la ciudad de Guayaquil, y fue retenida junto a sus colegas en el canal que fue asaltado por una banda armada. Aquella transmisión en vivo impactó en medios de todo el mundo el pasado martes, cuando el presidente Álvaro Noboa declaró Estado de Sitio y de conflicto armado en Ecuador.
La periodista se ocupa del menú informativo en el programa de la tarde, y por eso estaba en pleno trabajo en la redacción al momento en que irrumpieron los delincuentes. Pocos días después del hecho, aseguró estar “agradecida de estar viva”, aunque aún “un poco golpeada porque fue un hecho muy traumático”.
En una entrevista con Germán de los Santos en Radiópolis Weekend (Radio 2), Manrique compartió su recuerdo en detalle: "Eran las 14 y había conductores, camarógrafos y técnicos, el productor y el sonidista en el set. Yo estaba en la sala de redacción, cerca de la entrada con editores y reporteros, haciendo los libretos del programa del día".
La escena que vivió fue extrema: “En simultáneo, recibimos mensajes en el grupo de WhatsApp diciendo «hay disparos», «se nos metieron» y «nos van a matar a todos», a la vez vimos cuando unos 20 hombres entraron con violencia, armados, en auto y a pie, contra la poca seguridad que había, por puertas y ventanas disparando. Me metí en el baño más lejano de la redacción con un presentador y una productora. Temblaba, porque pensé que nos iban a matar a los tres de una ráfaga”.
Desde el baño, Alina escuchó disparos y gritos de gente, sin saber bien lo que ocurría. “Dos de ellos nos detectaron en el baño y nos exigieron salir o nos mataban. Entonces salimos con las manos en alto. Nos llevaron a empujones y golpes al set. Mis allegados me llamaban por verme en la televisión y el celular me vibraba, pero yo aún no sabía que nos estaban filmando. A mi compañero con el que estuve encerrada en el baño le pusieron dinamita en la chaqueta frente a la cámara en vivo”.
Sobre el ambiente que se respiraba, Manrique recordó: “Los secuestradores estaban con actitud envalentonada. Nuevamente, yo pensaba que me iban a matar ahí. Ahora entiendo que, si nos hubieran querido matar, lo habrían hecho en el baño cuando nos encontraron. Ellos querían mostrarse en vivo, y respondían a uno que les daba órdenes mirando el canal desde otro lado”.
Fue entonces que narró cómo las fuerzas de seguridad desarticularon la toma de rehenes en el canal: “Dejaron la actitud de fanfarrones cuando llegó la policía. Como la única salida era la misma puerta del estudio donde estaba la policía, nos usaron como escudos humanos. Uno me agarró del pelo, rompió mi blusa y me llevó. Un compañero me agarró buscando que no me lleven, y por eso le agradecí después”.
Consultada sobre cómo se llegó a este punto crítico en Guayaquil, la reportera ecuatoriana reflexionó: “La respuesta es multicausal. Desde 2018 se observa una tasa de homicidios que aumenta vertiginosamente. El narcotráfico se infiltró en la policía y la justicia. Al penetrar la institucionalidad, generaron un Estado paralelo regido por el narcotráfico”.
Recordó entonces que “en 2018 comenzó con la serie de asesinatos en la vía pública en zonas urbanas marginales de Guayaquil. Eso era tomado como ajuste de cuentas, entonces más del 70 por ciento de muertes violentas no se investigaba. Empezaron a haber muertes colaterales: ciudadanos que estaban cerca en un comercio, en un cumpleaños, un colectivo. Es una ciudad portuaria desde donde se exporta el petróleo y la droga”.
En torno a cómo se viven estos días a partir de la declaración del presidente de Estado de sitio, dijo: “La gente está encerrada con miedo, los niños no van a las escuelas. La calle está desolada, los negocios vacíos y no podemos salir a trabajar. Yo no me he atrevido tampoco a salir a consumir nada”.
Con el arribo de las fuerzas armadas en las calles, precisó: “Los ciudadanos están aplaudiendo su llegada, pero puede ocurrir excesos, que se lleven a todo el que tenga un tatuaje. Veremos con el tiempo los resultados”.
En torno a lo que sucede con el narcotráfico en su país, Manrique Cedeño precisó: “En las cárceles se terminan especializando, ya que están encerrados por bandas. El líder de los Choneros, “Fito”, se fugó con una planificación y con complicidades”.
Luego se explayó en torno a cómo operan en el mercado: “Los narcos se vuelven franquicias de carteles internacionales como la de los Balcanes, aprovechando las vulnerabilidades institucionales del país. El conflicto hay que analizarlo de forma regional, no es solo ecuatoriano”.
Entonces recordó que diciembre pasado un mega operativo tuvo funcionarios judiciales y policiales, directores de prisión y de investigación anti narcóticos detenidos. Todos respondían al narcotráfico.
En esa ocasión se conoció una conversación por chat que, según planteó la periodista, “era inverosímil”. Un coronel policial le decía a un líder narco que “el arreglo de un patrullero saldría 30 mil dólares, y le consultaba cómo lo iba a pagar, si iba a transferir o directo en la concesionaria. Pagaba por reparar los patrulleros. Es algo surrealista”.